El arzobispo Carlo María Vigano, secretario general del Vaticano hasta 2011, denunció el año pasado en cartas al Papa Benedicto XVI la “corrupción” y el desorden imperante en la administración vaticana, informaron el miércoles medios de comunicación italianos.

El Papa había nombrado a Vigano nuncio apostólico ante Estados Unidos en agosto de 2011, una promoción interpretada como un castigo para el prelado, conocido por su rigor en la administración del Estado más pequeño del mundo durante dos años.

Los diarios Corriere della Sera y Libero publicaron el miércoles extractos de las cartas al Papa.

En ellas, el prelado expresaba su estupor ante la situación “desastrosa” que se encontró a su llegada a la administración vaticana, y por ello consideró que su eventual traslado a Estados Unidos sería un “veredicto de condena” y una “sanción”.

“Mi traslado (a Estados Unidos) servirá para desanimar a aquellos que creyeron que sería posible limpiar numerosos casos de corrupción y de malversación en la gestión de diferentes direcciones” del Vaticano, explicó Vigano al Papa en marzo pasado.

En una de las cartas, expresó que otros cardenales a cargo de la administración del vaticano “conocían bien la situación”.

“Jamás pensé tener que enfrentar una situación tan desastrosa”, escribió en otra carta al Papa, para destacar que esta situación “inimaginable” era “conocida por todos en la Curia”.

En sus cartas hace reproches a sus predecesores, pero también a los banqueros italianos que integran el Comité de Finanzas y Gestión, quienes habrían privilegiado “sus intereses”.

En diciembre pasado, según sus acusaciones, una operación financiera causó una pérdida neta de 2,5 millones de dólares.

El prelado denunció también que las obras se atribuyan siempre a las mismas empresas, con tarifas que suelen ser el doble de caras de las aplicadas fuera del Vaticano.

Vigano introdujo cortes drásticos en diferentes presupuestos, como la gestión de los jardines del Vaticano o el tradicional Belén de Navidad, por el que en 2009 se pagaron 550.000 euros, una cantidad que él redujo en 200.000 euros.

El saneamiento promovido por Vigano permitió al Vaticano pasar de un déficit de ocho millones de euros en 2009 a un beneficio de 34,4 millones en 2010.

Según el diario Corriere della Sera, Viga se sentía amenazado por maniobras hostiles en el seno del Vaticano, por lo que decidió dirigirse directamente a Benedicto XVI, un papa considerado preocupado por la transparencia en las finanzas, pero resultó ser contraproducente.

La prensa italiana estima que las denuncias le costaron a Vigano no ser promovido a cardenal.