Cuba fustigó este lunes a la Unión Europea, Estados Unidos, España y Chile por sus críticas por la muerte del opositor preso Wilman Villar en una huelga de hambre, mientras un grupo cubano de derechos humanos pidió autorización al gobierno de Raúl Castro para investigar el deceso.

Villar, un operador textil de 31 años, murió el jueves en un hospital de Santiago de Cuba, en el sureste de la isla, tras cumplir unos 50 días de huelga de hambre para exigir su libertad, según la disidencia. Era miembro de la Unión Patriótica de Cuba, grupo opositor que dirige el ex preso político José Daniel Ferrer.

“En los últimos días, medios de prensa y representantes de algunos gobiernos tradicionalmente comprometidos con la subversión contra Cuba han desatado una nueva campaña de acusaciones, aprovechando inescrupulosamente un hecho lamentable: el fallecimiento de un preso común”, dijo el diario oficial Granma en un editorial que ocupa toda su portada.

“Las campañas anticubanas no harán mella en la Revolución”, añadió Granma, que afirmó que “resulta evidente la intención de imponer una matriz de opinión diabólica, encaminada a mostrar un deterioro sensible de la situación de derechos humanos en Cuba”.

Por su parte, la Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, que dirige el opositor Elizardo Sánchez, pidió este lunes al ministro del Interior, general Abelardo Colomé, autorización para investigar la muerte de Villar.

“En relación con la muerte, el pasado 19.01.2012, del recluso Wilman Villar Mendoza, solicitamos las garantías necesarias para realizar una investigación”, dijo la Comisión, que es ilegal aunque tolerada por el gobierno.

“Deben descartarse posibles irregularidades” en el arresto de Villar, el 24 de noviembre, así como en “el juicio sumarísimo organizado contra él ese mismo día, el inmediato inicio de su huelga de hambre, su traslado a un hospital (…), su irreversible agonía, funeral y entierro”, añadió.

El gobierno cubano, que negó que Villar fuera “disidente” o realizara huelga de hambre, alegó que la condena de cuatro años de cárcel bajo cargos de desacato, desobediencia y atentado, se debió a una agresión física a su esposa, la también opositora Maritza Pelegrino, y a resistirse al arresto.

Granma fustigó este lunes a Estados Unidos, España, Chile y la Unión Europea, dos días después de que la cancillería cubana rechazara las críticas que le formularon por la muerte de Villar.

El diario dijo que el ministro portavoz del gobierno de Chile, Andrés Chadwick, que criticó el deceso, “debe conservar recuerdos de sus días de líder estudiantil vinculado a los militares golpistas de (el general Augusto) Pinochet que masacraron a su pueblo y extendieron la desaparición y la tortura a todo el Cono Sur”.

“Algunas autoridades españolas y de la Unión Europea se apresuraron a condenar a Cuba sin intentar siquiera informarse sobre el tema”, y “usan, siempre y de antemano, la mentira cuando de Cuba se trata”, agregó.

El periódico dijo asimismo que las autoridades de Madrid y la Unión Europea actúan “con gran cinismo y doble rasero”.

“¿Qué calificativo le darían ellos a la brutalidad policial puesta de manifiesto en España y en la mayor parte de la ‘culta y civilizada Europa’, muy recientemente, contra el movimiento de los ‘indignados’?”, indicó.

“No podía faltar en esta campaña el gobierno de Estados Unidos, principal instigador de cualquier esfuerzo por desacreditar a Cuba, con el único propósito de justificar su política de hostilidad, subversión y bloqueo económico, político y mediático contra el pueblo cubano”, añadió Granma.

La Iglesia Católica, que en mayo de 2010 inició un diálogo con el gobierno que condujo a la liberación de unos 130 presos políticos, ha guardado silencio sobre el deceso de Villar, que ha provocado una ola de críticas en el exterior y muestras de dolor e ira entre los disidentes en la isla.

El deceso ocurrió mientras la Iglesia está abocada a los detalles de la visita del papa Benedicto XVI, del 26 al 28 de marzo (en una gira que también incluye México), y mientras el presidente Raúl Castro prepara una inédita conferencia nacional del Partido Comunista (único), convocada para este sábado.