El gobierno de Costa Rica prohibió la venta de alimentos excesivamente azucarados o grasosos en los centros educativos del país, con el fin de disminuir los problemas de obesidad y sobrepeso que afectan a más del 20% de los niños y adolescentes.

Bebidas gaseosas, jugos azucarados, frituras y bocadillos tipo “snack”, entre otros, fueron excluidos de los merenderos de las escuelas, en virtud de un decreto emitido por el Ministerio de Educación.

La intención de la medida “es crear un entorno que estimule hábitos de vida saludable”, explicó el ministro de Educación Leonardo Garnier, quien defendió la potestad de las autoridades educativas de establecer este tipo de regulaciones.

Una Encuesta Nacional de Nutrición, elaborada hace dos años, reveló que un 21,4% de los niños entre cinco y 12 años tienen problemas de sobrepeso y obesidad, mientras que el 20,8% de los adolescentes mayores de 13 años se encuentran en la misma situación.

La medida provocó la inmediata reacción de la Cámara de la Industria Alimentaria (CAIA), que consideró “erróneos” los conceptos del decreto y amenazó con tomar medidas legales para revertirla.

El director ejecutivo de la organización empresarial, Mario Montero, dijo que la causa del sobrepeso es la falta de ejercicio físico y advirtió al ministro que sería responsable de la ruina de las empresas que se dedican a la producción de ese tipo de comidas.