La presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, planea visitar Cuba y Haití a finales de este mes, en una gira destinada a fortalecer la cooperación con La Habana y ampliar la ayuda a los haitianos a dos años del terremoto que devastó su país, informaron fuentes oficiales este domingo.

Rousseff, que completó su primer año al frente de la mayor economía de Latinoamérica, iniciará su actividad externa con sendas visitas a La Habana y Puerto Príncipe el 31 de enero y 1 de febrero, respectivamente, según la agencia estatal de información.

Una fuente de la presidencia dijo a la AFP que la mandataria aún “no ha definido una agenda” pero que su idea es ir a los países caribeños con el fin de estrechar lazos.

La mandataria estará primero en Cuba, inmersa en un proceso de reformas económicas a su sistema de corte soviético, y luego irá a Haití, devastado por un terremoto y una posterior epidemia de cólera, y donde Brasil encabeza las tropas de paz de la ONU.

Rousseff “pretende intensificar” la alianza con Cuba y ayudar a los haitianos en las áreas de salud, agricultura y capacitación profesional, según la Agencia Brasil.

Asimismo, ofrecerá su apoyo para la “construcción de una usina hidroeléctrica sobre el río Artibonite, en el sur de Haití”, agregó.

La presidenta incluyó en su agenda externa al país más pobre del continente, de donde están migrando cada vez más haitianos hacia Brasil en busca de trabajo, muchas veces ayudados por traficantes de personas que abusan de ellos, según dijo a la AFP recientemente un responsable de derechos humanos.

Sólo a la ciudad de Brasileia, en la frontera norte con Perú, han llegado 1.250 haitianos, muchos de ellos en la primera semana de enero y con problemas de salud, que están recibiendo ayuda estatal, dijo Nilson Mourao, secretario de Justicia y Derechos Humanos del estado de Acre.

Brasil encabeza la misión de la ONU en Haití (Minustah), creada en 2004 y compuesta por unos 12.200 efectivos, de los cuales hasta 2.300 son aportados por este país sudamericano.

En octubre, la ONU aprobó un plan para reducir el contingente con el retiro de 2.750 cascos azules.