China mantiene firme su ambición de convertirse en una gran potencia espacial, ya que además del emblemático envío de hombres al espacio le permitirá desarrollar aplicaciones útiles, como la observación de la Tierra, coinciden analistas.

En su tercer Libro Blanco sobre la cuestión espacial desde el año 2000, el gobierno chino reafirmó su intención de estar presente en todos los dominios: cohetes lanzadores, vuelos tripulados, exploración del espacio lejano, navegación por satélites y cartografía.

Isabelle Sourbes-Verger, experta del Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS) de Francia, destacó que agencias especializadas “como la brasileña o la rusa ya apuntaron que lo que interesa a China es el rol de potencia de que tendrá por delante”.

En el campo de los vuelos tripulados, la decisión de construir una estación espacial permanente fue confirmada luego del éxito del primer encuentro espacial chino.

Convertido en 2003 en el tercer país del mundo a enviar hombres al espacio con medios desarrollados nacionalmente, luego de Rusia y Estados Unidos, China pretende enviar sus astronautas a la Luna, pero por ahora nada ha sido definido.

Según el Libro Blanco, los próximos cinco años serán dedicados a “discusiones preparatorias”.

“El logotipo del programa chino de exploración lunar, que administra las misiones de robots, tiene un huella humana en el centro. Es un indicio útil sobre sus planes a largo plazo”, dijo Morris Jones, expertos en cuestiones espaciales chinas y basado en Australia.

“Si ellos continúan a hacer la estación espacial, será necesario que encuentren una justificación, a menos que un programa sobre Marte sea puesto en marcha en un horizonte más lejano” en un cuadro de cooperación internacional, apuntó Sourbes-Verger.

Pero si ningún acuerdo internacional es alcanzado en los próximos años para viajar al planeta rojo entre 2035 y 2040, los chinos podrían también colaborar con los rusos, que tienen experiencia con enormes cohetes lanzadores como para ir a la Luna, apuntó la experta.

El cohete Larga Marcha 5 actualmente en desarrollo y que funcionaría con combustibles propios, podría transportar hasta 25 toneladas en la órbita baja, contra 20 toneladas para la versión actual de Ariane 5, el lanzador europeo.

Sin embargo, ambos están aún muy por debajo del cohete estadounidense Saturn V, que transportó las cápsulas Apolo hacia la Luna.

“Precisamos de vehículos de una capacidad mayor par enviar más carga útil hacia el espacio”, dijo Hu Haifang, un ingeniero de la agencia china de Ciencia y Tecnología, al diario Global Times.

Pero China no apenas se esfuerza para recuperar su retraso en materia de vuelos tripulados, sino que además se prepara para utilizar el espacio con fines económicos y científicos.

Hasta el año 2016, el país deberá “aumentar la utilización de satélites para contribuir al desarrollo de las industrias estratégicas y satisfacer las necesidades de la economía” sobre telecomunicaciones, observación de la Tierra y geolocalización, detalla el Libro Blanco.

El sistema de navegación por satélite Beibu permitirá muy brevemente a China deshacerse del GPS estadounidense. Este año, el lanzamiento de nuevos satélites permitirá una cobertura de Asia, y hasta 2020 tendrá cubierto todo el planeta.