Las autoridades sudanesas recibieron este miércoles a la responsable de los programas humanitarios de la ONU, Valérie Amos, pero mantuvieron su prohibición de que los humanitarios viajen a Kordofán-Sur y al Nilo Azul, dos estados del sur devastados por los combates.

Según Naciones Unidas, centenas de miles de personas han sido desplazadas, o al menos gravemente afectadas, por los enfrentamientos entre el ejército sudanés y los rebeldes desde el verano boreal en estos dos Estados fronterizos del Sudán del Sur, independiente desde julio.

Los refugiados llegados a Etiopía y Sudán del Sur aludieron a penurias alimentarias y a un aumento de la desnutrición a niveles “alarmantes” en las zonas controladas por los rebeldes, explicó Amos en una conferencia de prensa.

Pero Jartum rehusa que la ONU y los trabajadores humanitarios accedan a esas zonas.

“Le corresponde al gobierno sudanés decidir la ayuda a su pueblo. Ello debe efectuarse a través de trabajadores humanitarios sudaneses”, replicó Amira al Fadel Mohamed, ministra de Asuntos sociales, en la misma conferencia de prensa.