Diez meses después del desastre en Fukushima, la Autoridad de Seguridad Nuclear francesa afirmó que no es necesario cerrar ninguna de las centrales en el país, pero llamó a aumentar su seguridad, lo que implica masivas inversiones que se repercutirán en el precio de la energía.

La ASN llamó también a la creación de una “fuerza de acción rápida” para intervenir en menos de 24 horas en el caso de un accidente nuclear. Esta fuerza debe estar lista para entrar en acción a finales el 2014, decreto este organismo de supervisión.

Francia, que obtiene el 75% de la electricidad que consume de la actividad nuclear, cuenta con 58 reactores, que fueron construidos en su mayoría en la década del ’70, en respuesta a los choques petroleros.

En un informe publicado el martes, tras una investigación para analizar las consecuencias del desastre en Fukushima, el 11 de marzo del 2011, la ASN aseguró que las instalaciones nucleares francesas presentan “un nivel de seguridad suficiente” y por ello es innecesario cerrar ninguna de ellas.

Este organismo de supervisión de las instalaciones francesas, que envió el martes al primer ministro francés François Fillon un informe con sus conclusiones, destacó que era importante sin embargo aumentar “a la mayor brevedad posible” la robustez de las centrales para que puedan hacer frente a “situaciones extremas”.

El objetivo es mantener la seguridad de las instalaciones en caso de catástrofe mayor, como sismos, inundaciones o un conjunto de varias situaciones extremas, indicó.

En esta perspectiva, la ASN dio a las empresas que operan sitios nucleares, como EDF, Areva y CEA, seis meses para que tomen nota de las disposiciones que deben adoptar para incrementar la seguridad de las centrales y se las comuniquen.

Este “núcleo duro de disposiciones materiales y organizacionales” incluirá “locales y medios materiales de gestión de crisis”, “medios de comunicación y alerta” y “materiales más robustos” en las centrales nucleares, advirtió la ASN.

Las empresas deberán indicar a la ASN esas medidas antes del 30 de junio 2012, señaló la autoridad nuclear de Francia.

Este incremento de seguridad tendrá un costo importante para los productores y se repercutirá en el precio de la electricidad, admitió el presidente de la ASN, André-Claude Lacoste, que calculó que la inversión requerirá “decenas de millones de euros”.

“No veo cómo esas inversiones de varios miles de millones de euros no se reflejarían en el precio de la electricidad”, reconoció.

El Primer Ministro francés reaccionó al informe asegurando que el gobierno va a garantizar que las empresas concernidas respeten “por completo las recomendaciones” formuladas por la ASN en su informe divulgado el martes, y cumplan con el calendario, .

El jefe del Gobierno francés pidió a los titulares de Ecología y Energía, Nathalie Kosciusko-Morizet y Eric Besson, “que garanticen que los operadores respetan la integralidad de las exigencias de la ASN en el calendario que les es impuesto”, indicó la oficina del primer ministro en un comunicado.

Tras Fukushima, el debate acerca de la viabilidad, conveniencia y peligros de la energía nuclear se ha reavivado en Francia, y el futuro del sector nuclear se ha impuesto como uno de los temas de la agenda política, en vísperas de las próximas elecciones legislativas y presidenciales, cuya primera vuelta se celebrará en abril.

Tras la divulgación del informe, Sophia Majnoni, responsable del expediente nuclear en la organización ecologista Greenpeace, cuestionó que los políticos estén “dispuestos a invertir decenas de millones de euros en la tecnología nuclear, cuando se sabe que siempre” existirá un riesgo, “en vez de invertir en la transición energética, para cambiar de modelo”.