El nuevo director general de la FAO, el brasileño José Graziano da Silva, anunció este martes en Roma que dará prioridad al África en su lucha por la erradicación del hambre en el mundo, primer objetivo de su mandato.

Dos días después de asumir su cargo como nuevo director de la Organización de Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), Graziano ofreció una conferencia de prensa en Roma, sede central de la entidad.

“No podemos perder más tiempo”, advirtió Graziano, elegido el pasado 26 de junio para reemplazar al senegalés Jacques Diouf, quien dirigió por 17 años la organización internacional.

“Acabar con el hambre requiere el compromiso de todos: ni la FAO ni ningún otro organismo lograrán vencer solos esta guerra”, aseguró el nuevo director de la entidad, quien considera clave contar con “voluntad política” para erradicar el hambre en el mundo, que según cifras oficiales afecta a cerca de 1.000 millones de personas.

Para el dirigente de la FAO hay que involucrar “en forma más transparente y democrática” a los países miembros, a los otros organismos de Naciones Unidas, al sector privado y a la sociedad civil.

El primer latinoamericano que llega a ese importante cargo, quien fue artífice del exitoso plan popular para la erradicación del hambre en Brasil “Fome Zero” (Hambre Cero) y uno de los técnicos más cercanos al entonces presidente Luiz Inacio Lula da Silva, reconoció que su prioridad será Africa.

Cerca de 13 millones de personas padecen hambrunas en cuatro países del Cuerno de Africa (Etiopía, Kenia, Somalia, Yibuti) debido a las sequías que afectan a esa región desde hace decenios.

“Africa seguirá siendo nuestra prioridad”, admitió Graziano, quien visitará ese continente a finales de enero.

El dirigente de FAO reconoció que no se espera un crecimiento dramático del número de personas que padecen hambre, “porque estamos ya en un nivel dramático”, dijo.

“En algunos países el crecimiento del número de hambrientos será inferior”, aseguró al referirse a América Latina, que ha obtenido buenos resultados en la lucha contra el hambre, mientras recalcó que en Asia y sobre todo en África, se calcula un “aumento significativo” de las personas que padecen hambre.

Más de medio siglo después de fundada la FAO, muchos países están lejos de alcanzar el Objetivo del Milenio, que consiste en reducir a la mitad antes del 2015 el número de personas víctimas del hambre y pobreza extrema.

Graziano hizo un llamamiento a la comunidad internacional, en particular a los países ricos, para que sigan financiando programas de desarrollo agrícola así como aquellos de emergencia, pese a la recesión económica que afectará en el 2012 a varios países industrializados.

“Se trata de contribuciones pequeñas con respecto al potencial económico que tienen esos países y por eso no creo que dejen de aportar a la FAO”, comentó.

Para el brasileño “la volatilidad” de los precios de los alimentos persistirá en el 2012 pese a la desaceleración económica.

“Los precios de los alimentos no subirán como en los últimos 2 o 3 años, pero tampoco calculamos que vayan a bajar. Es posible que haya algunas reducciones, pero no drásticas. La volatilidad permanecerá, eso es claro”, aseguró.

Interrogado sobre el exitoso programa que ha sacado de la pobreza a más de 30 millones de brasileños y reducido la desnutrición en un 25% en ese país, Graziano admitió que “no existe una receta única, una bala de plata para matar el hambre”, dijo.

“Se necesita voluntad política y recursos, no tanto de dinero, sino de una red local que involucre a la sociedad civil, a la empresa privada. (…) Necesitamos todas las redes, los sindicatos y hasta a la Iglesia en ese esfuerzo”, precisó.

El nuevo director de la agencia de Naciones Unidas, quien presidió por cuatro años la oficina regional de la FAO en América Latina y el Caribe, está convencido de que “cuesta menos erradicar el hambre que convivir con ella”, por lo que se define un “optimista empedernido”.