El rey Juan Carlos I llamó el sábado a España a afrontar con unidad una crisis que ha generado un desempleo “moralmente inasumible” y censuró las “conductas inaceptables” de personalidades públicas, aunque sin mencionar a su yerno, salpicado por un escándalo de corrupción.

“Llevamos varios años sumidos en una severa crisis económica y financiera”, reconoció el monarca, de 73 años, en su tradicional mensaje de Navidad difundido por televisión.

“Sé, sabemos todos, que el camino de la recuperación no será corto ni tampoco fácil, que exigirá sacrificios”, agregó, poniendo como “máxima prioridad” la lucha contra un desempleo (21,52%) que afecta a casi cinco millones de personas y que calificó de “moralmente inasumible”.

Para lograrlo llamó a responsables políticos y económicos a “trabajar sumando voluntades, no restándolas; acercando posiciones, no distanciándolas; buscando avenencias, no rechazándolas”.

El monarca, que en los últimos meses ha visto a la familia real salpicada por un presunto escándalo de corrupción que concierne al esposo de su hija Cristina, Iñaki Urdangarín, reconoció que le preocupa la pérdida de “credibilidad y prestigio” de las instituciones españolas.

“Todos, sobre todo las personas con responsabilidades públicas, tenemos el deber de observar un comportamiento adecuado”, afirmó, censurando las “conductas irregulares que no se ajustan a la legalidad o a la ética”.

Urdangarín está siendo investigado por la justicia en un caso de presunta corrupción por un organismo de mecenazgo que él presidió. Según la prensa española podría ser inculpado próximamente y la Corona decidió recientemente apartarlo de los actos oficiales.

“Cualquier actuación censurable deberá ser juzgada y sancionada con arreglo a la ley”, afirmó el rey. “La justicia es igual para todos”, insistió.

El monarca tuvo también palabras de apoyo a las víctimas de la organización armada independentista vasca ETA, que en octubre anunció el cese definitivo de su actividad armada al cabo de 40 años de atentados que dejaron 829 muertos.

“Ahora es ya tiempo de que los terroristas entreguen sus armas asesinas y desaparezcan para siempre de nuestras vidas”, dijo.