Directivos, estimados profesores, cuerpo paradocente, funcionarios, alumnos y ex alumnos:

Así como no se olvidan la infancia, la adolescencia, a los amigos ni a las personas que dejaron una huella en nosotros; tampoco se olvida el lugar donde todos esos recuerdos se llevaron a cabo. Por eso, cuando ya nos hallábamos lejos de estas aulas, todos volvimos para recorrer esos viejos pasillos y sobre todo, para visitar a aquellas personas que nos ayudaron a llegar hasta donde estamos.

En el colegio se nos enseñó a creer en la vida, a valorar y a respetar a nuestros pares como personas, no como recursos humanos. Nos enseñaron a expresarnos, a generar ambientes de tolerancia, a no mirar en menos y a nunca abusar de nuestro lugar.

En el colegio aprendimos y pusimos en práctica los valores que ahora nos acompañan y han fortalecido nuestro camino hasta el lugar donde estamos hoy. Adquirimos la fuerza para creer en nosotros mismos y luchar por nuestros sueños, muchos de los cuales, a esta altura, ya se han concretado.

Y hoy que estamos fuera y queremos ver el presente de nuestro colegio pensamos: ¿Qué pasó?, ¿Dónde están los valores de los que tanto nos hablaron?, ¿Dónde las personas que nos tomaron como niños y nos devolvieron como hombres y mujeres de bien?.

Todo este tiempo supimos por bocas extrañas que los habían despedido, y no fuimos capaces de reaccionar porque ya era tarde. Ahora, que está pasando frente a nuestros ojos, no podemos ni debemos quedarnos de brazos cruzados.

Bien sabemos que tienen el control y nuestras palabras y acciones no lograrán cambiar la suerte una vez que está echada, pero no es eso lo que nos reúne. Venimos para decirles a nuestros profesores que los queremos, recordamos y agradecemos, pero sobre todo, que estamos con ellos.

Que si hoy estamos manifestándonos en contra de la injusticia y el abuso, dejando en claro nuestro descontento y absoluta oposición es porque nos enseñaron a pararnos frente a quien se deba, y sin titubear decir: “Esto es vergonzoso y no vamos a aceptarlo sin luchar.” Y eso estamos haciendo.

Tantos años nos creímos privilegiados por ser miembros de la prestigiosa comunidad Osorno College, y más que por el prestigio académico, por lo humano y cercano que eran los profesores, auxiliares y funcionarios; por desarrollarnos en un ambiente de respeto, comprensión y apoyo, hoy vemos impotentes como todo eso se destruye miembro por miembro. 
Es triste, pero no por nosotros que ya nos fuimos, si no por todos los alumnos que vienen y vendrán, quienes creen encontrar aquí un proyecto que ya no existe ni les interesa recuperar.

Ahora ya no importan los valores, las personas; solo importan números y premios que planean conseguir a toda costa. Pero déjennos decirles si lo que quieren son resultados, esta es una muy mala estrategia porque los éxitos que hemos conseguido los ex alumnos y que dan prestigio a esta casa de estudio, no son de la corporación, si no de las maravillosas personas que están obligando a partir. Y nos los llevaremos con nosotros a donde vayamos, porque este lugar deja de ser la segunda familia que siempre tuvimos y se convertirá en la compañía lucrativa que tanto les importa. 

Pues bien, quédense con sus números, porque los ex alumnos nos vamos con quienes lo valen, y ya tampoco pertenecemos a esta empresa.

Comunidad de Ex Alumnos del Liceo Osorno College.