Estimados:

Soy funcionaria del Hospital San José, (secretaria de Cardiología) y creo que la vocación de servicio va más allá de cumplir bien un horario, ser responsable o brindar el mejor esfuerzo posible en lo laboral, sobretodo si se trata de atención a la gente y con un tema tan delicado como la salud. Pasa que nos fue imposible ubicar a una persona para decirle que sus exámenes estaban con complicaciones y que necesitaba con urgencia ingresar al recinto. Como mi domicilio, suponía yo, estaba relativamente cerca de la dirección del paciente, decidí tratar de avisarle, ante lo cual me encuentro con una pareja de Carabineros en un móvil. Al requerir por la ayuda o para guiarme o para saber si ellos podían hacer aquella labor, fui tratada en forma tardía, grosera e incluso haciéndome callar, mientras este funcionario policial, Teniente Jorge Vásquez Hernández, finiquitaba por teléfono el arriendo de unas cabañas para vacacionar.

Posteriormente y luego de decirme “ya que querí”, le explico la situación y me dice “y querí que yo vaya a avisarle”, intenté conservar la cordura y finalmente conseguí que su acompañante (una funcionaria que sólo obedecía las prepotentes órdenes de su superior) anotara de malas ganas la dirección del afectado. Horas más tarde, quedando con la duda si en definitiva le avisaron a la persona que necesitaba de atención urgente, me traslado en taxi al domicilio del afectado y, obviamente, no habían pasado.

Luego, voy con mi marido a la 6° Comisaría de Recoleta (El Salto), en donde solicitamos hablar con él personalmente. Lo llaman por teléfono, le explicamos la molestia y tarda diez minutos en llegar desconociendo los hechos y señalando que ya pasó a dar la información al enfermo, con lo cual se entenderá que sólo tras conocer de nuestra presencia en el recinto policial ejecutó la labor solicitada. No está demás decir que la dirección no estaba a más de 5 cuadras del cuartel.

Puede ser cierto, lo ignoro, si es misión de Carabineros brindar ese tipo de ayuda, lo que se cuestiona es la falta de vocación, el mal trato, la falta de honestidad y la prepotencia de algunos funcionarios policiales, que como según dijo él (con 20) años de servicio, enlodan una noble institución que en Sudamérica se encuentra en inmejorable posición en todo aspecto.

Disculpen la extensión, pero imagínense ustedes lo desvalido que se deben sentir personas que no hacen valer sus derechos ni se manifiestan para dar a conocer este tipo de actitudes que en nada benefician a nuestro país, sobretodo considerando que para optar a esa profesión, es mínimo tener vocación para ejecutarla.

Gracias.

Helen Moya Vidal.

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