El primer ministro ruso, Vladimir Putin, descartó este jueves impugnar los resultados de las recientes elecciones legislativas, ironizó sobre la oposición y aseguró, a tres meses de las elecciones presidenciales, que enfrentará la crisis y las amenazas de desestabilización.

“En mi opinión, el resultado las elecciones (del 4 de diciembre) reflejan sin ninguna duda el estado de fuerzas en el país”, dijo Putin al responder a una larga serie de preguntas en un programa en directo transmitido por la televisión.

Con relación a las protestas de una magnitud sin precedentes de las últimas semanas, a raíz de las denuncias de fraude generalizado en favor del partido de Putin, Rusia Unida, el primer ministro afirmó que eran una cosa “normal”.

“El hecho de que las personas se expresen sobre lo que pasa en el país es una cosa absolutamente normal. Siempre que (las protestas) se mantengan en el marco de la ley”, dijo.

Sin embargo, ironizó sobre los manifestantes por el símbolo utilizado, una cinta blanca, alegando que parecía un condón.

“Francamente, cuando vi en la pantalla lo que algunos llevaban en el pecho, no es quizá muy correcto, pero pensé que era una propaganda de la lucha contra el sida, que eran, digamos, anticonceptivos”, comentó con una sonrisa.

Según su visión, el verdadero objetivo de la oposición, cuyo principal lema es “Rusia sin Putin”, es la elección presidencial de marzo, con la que el actual primer ministro y dos veces presidente aspira a volver al Kremlin.

La semana pasada, acusó a Estados Unidos de haber fomentado un escenario de “caos” en Rusia, y de haber dedicado a eso “centenas de miles de dólares”.

En el encuentro, Putin también hizo un balance económico de su gestión como presidente, alegando que en ese período surgieron “indicadores mucho mejores y mucho más estables” que en los países europeos, sugiriendo que a su retorno al Kremlin podrá proteger a Rusia de un eventual contagio de la crisis financiera.