Con la victoria en las semifinales frente al japonés Kashiwa Reysol, el Santos y los ‘torcedores’ brasileños presentes en Japón viajaron este jueves a Yokohama, la ciudad de la periferia sur de Tokio, que acogerá la final el domingo del Mundial de Clubes.

Tanto el equipo como la mayoría de los aficionados estuvieron concentrados desde su llegada a Japón en Nagoya, en el centro del país y cerca de Toyota, donde el equipo ganó 3-1 al Kashiwa el miércoles, con tantos de Neymar, Borges y Danilo, para sellar su pase a la final.

Sin tiempo para celebraciones, el ‘Peixe’ está ya metido de lleno en la preparación del último partido, que podría suponer el ansiado tercer título mundial, tras las Copas Intercontinentales de 1962 y 1963, en los años de Pelé.

El Santos, con su estrella Neymar al frente y en un ambiente distendido tras su buen resultado del miércoles, salió de Yokohama este jueves en un tren bala, a las 13h53 locales (04h53 GMT) y en menos de hora y media el equipo llegó a la estación de Shin-Yokohama (15h13 locales, 06h13 GMT).

Más madrugadores que sus jugadores, los hinchas del Santos habían teñido de blanco y negro la estación de tren de Nagoya, el epicentro del traslado a Yokohama, una ciudad que puede entrar con letras de oro en la historia del club, como ya lo está en la de la ‘Seleçao’ nacional, campeona mundial allí en 2002.

“Vamos a ser campeones. Este equipo se lo merece y tenemos al mejor jugador del mundo, el gol de Neymar (el primero del miércoles ante el Kashiwa) es de crack”, dijo a la AFP Clarissa, que ha viajado desde Sao Paulo a Japón y que es fan de la joven estrella del equipo, como atestigua el peluche gigante con el que viaja, al que ha puesto una máscara con el rostro de su ídolo.

“¡Neymar es nuestro quinto compañero de viaje!”, bromea entre risas, junto a su novio Alessandro y sus dos primas, con los que espera ver al Santos levantar el trofeo de campeón, como en la Copa Libertadores en el mes de junio.

La presencia de aficionados brasileños en la estación rompió la rutina en el de este núcleo de transportes de la cuarta ciudad más poblada del país.

A primera hora de la mañana, las filas en las taquillas tenían a menudo a hinchas ataviados con la camiseta de Santos esperando y la presencia brasileña se dejaba notar también en la oficina de correos de la estación, donde se pueden cambiar también dinero y donde los aficionados se aprovisionaban de yenes.

“Es un país muy caro, pero ya nos lo habían dicho, así que habíamos estado ahorrando desde hace meses. Jugar un Mundial es algo que igual no se repite más, nadie lo puede saber”, señaló otro joven santista, Ricardo, estudiante de producción televisiva.

En los andenes de la estación, los aficionados esperaban su tren haciendo fotos o curioseando en los puestos de comida, especialmente en los de bento, las populares cajas de comida que suelen acompañar a los japoneses en sus viajes.

La victoria del miércoles en Toyota ha reforzado los ánimos del equipo y de una ‘torcida’ que sólo piensa ya en el domingo y que espera que el Santos vuelve a ser el rey del mundo casi medio siglo después.