Chile pondrá en órbita se primer satélite espacial, junto al Consorcio francés, EADS-Astrium. El artefacto se destinará a labores de defensa y usos civiles, tras dos previos proyectos satelitales fallidos.

Este será lanzado junto a otros cinco en un cohete ruso, Soyuz, desde la base de Guayana francesa. Esto le permitirá a nuestro país contar con la más alta tecnología existente para incrementar sus controles fronterizos y de soberanía marítima, así como para mejorar el resguardo de desastres naturales y de labores agrícolas, forestales y mineras.

“Es un hito que culmina un proceso de varios años”, señaló el Ministro de Defensa, Andrés Allamand, desde las dependencias del Centro de Control Júpiter, ubicado en la ciudad de Kourou, Guayana Francesa, desde donde el viernes se lanzará el artefacto.

“Chile, como país que avanza al desarrollo, debe unirse a las naciones que desarrollan capacidades para el aprovechamiento del espacio, como ya lo hacen en otros países de la región”, agregó el ministro, que visitó las dependencias hace una semana.

Según Ricardo Israel, Analista de Defensa, el lanzamiento del satélite, que tiene uso civil y militar, “no altera la balanza estratégica” con respecto a los países vecinos, especialmente Perú, con el que Chile mantiene un diferendo en la Corte de Justicia de La Haya, y Bolivia, que reivindica una salida al mar perdida en la Guerra del Pacífico.

Para este analista, el satélite puede ser incluso “un instrumento de colaboración”, que podría ayudar a las relaciones bilaterales.

“La permeabilidad de las fronteras de Chile con Perú y Bolivia se ha convertido en un problema importante para estos países, en cuanto al narcotráfico y al contrabando, y este satélite puede ser una buena herramienta para compartir y combatir la situación”, dijo Israel.

Este lanzamiento marca el tercer intento de Chile por tener un satélite en órbita, tras anteriores intentos fallidos.

El primero data de 1995, cuando fue lanzado el modelo británico Fasat-Alfa, que no logró desacoplarse del cohete ruso que debía ponerlo en órbita, mientras que el segundo, el Fasat Bravo -con características muy inferiores al que será lanzado este viernes-, fue puesto en órbita en 1998 pero quedó en desuso al poco tiempo por un problema en la batería.

“Luego de los fracasos anteriores, este satélite ha sido preparado con más dedicación y esfuerzos para no repetir las experiencias anteriores”, dijo Israel.

El actual satélite, un modelo SSOT (Sistema Satelital de Observación Terrestre), fue desarrollado entre la Agencia Francesa del Espacio (CNES) y el consorcio europeo EADS Astrium, que tuvo un costo de 72 millones de dólares.

Sin embargo, el desarrollo espacial nacional fue criticado por el diputado opositor Ricardo Rincón, quien cuestionó la falta de planificación en materia de política espacial y advirtió problemas de financiamiento para la capacitación de los profesionales que se harán cargo de esta nueva tecnología.

“No vemos una política de Estado a la altura de las circunstancias y, además, hay serios problemas de financiamiento que podrían afectar el óptimo desarrollo del satélite”, aseguró Rincón, integrante de la Comisión de Defensa de la Cámara de Diputados.