El avance islamista en los países de la “primavera árabe” ha provocado una verdadera conmoción entre las minorías árabes cristianas, desde ya preocupadas por su supervivencia y que temen ahora ver el Medio Oriente multi-religioso cambiar de aspecto.

“Los cristianos tienen miedo y tienen buenas razones. Por el momento, el futuro de las minorías cristianas es bastante sombrío, con una coyuntura política que no les es favorable”, afirmó a la AFP Odon Vallet, historiador francés especialista de las religiones.

“Hace 30 o 40 años, vivían mucho mejor. Las mujeres no estaban veladas en El Cairo, Bagdad o Damasco. En una generación todo cambió pues el islam, digamos el islamismo, aparece como un refugio contra las tendencias occidentales”, prosiguió.

En Egipto y en Túnez, donde revueltas populares terminaron con décadas de dictaduras que se declaraban “laicas”, los partidos islamistas aparecen como los grandes vencedores, cosechando en las urnas los frutos de la rebelión.

En Libia y en Siria, los islamistas también aparecen en los primeros planos.

Razones más que suficientes para trastornar a comunidades cristianas ya en declive debido a la emigración y a guerras sucesivas en la región.

En Irak, sólo quedan unos 500.000 de los 800.000 a 1,2 millones de cristianos que vivían en ese país antes de la invasión estadounidense en 2003.

Muchos optaron por emigrar cuando su comunidad fue blanco de sangrientos ataques.

A pesar de la participación de numerosos coptos (6% a 10% de los 80 millones de egipcios) en la revuelta en Egipto, sangrientos enfrentamientos confesionales se produjeron después de la caída de Mubarak.

En Siria, donde los cristianos (5 a 10% de una población de 22 millones de habitantes) gozan de libertad religiosa y donde muchos de ellos apoyan aún al régimen alauita (rama del islam, también minoritaria), hay temores por la venganza de la mayoría sunita en caso de que caiga el régimen.

En el Líbano, donde gozan de un estatuto político sin igual en el mundo árabe, los cristianos están en declive demográfico, debido sobre todo a la emigración.

La “desaparición (de los cristianos de Oriente) sería una catástrofe”, afirmó a comienzos de diciembre el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del consejo pontifical para el diálogo entre religiones en el Vaticano. “Son el puente entre Oriente y Occidente”, estimó.

Si las revueltas árabes trajeron una bocanada de oxígeno a pueblos reprimidos durante décadas, algunos cristianos temen que ellas marquen también el punto de partida de su desarraigo.

Para el padre Raphael Zougheib, doctorante de la Universidad gregoriana de Roma, “los cristianos siempre han sido una minoría en el Medio Oriente, pero una minoría activa”.

“Lo que resulta inquietante, es que se han convertido en una minoría paralizada por el miedo”, destacó este sacerdote que está escribiendo una tesis sobre la coyunturas que enfrenta el cristianismo en el Medio Oriente.

El sacerdote estima que los cristianos deben ser considerados como cualquier otro ciudadano y no como una minoría que debe ser protegida, al tiempo que llama a relativizar los temores frente a los islamistas.

“El miedo es comprensible, pero los islamistas no son todos iguales y no todos quieren tener un Estado religioso (islámico).

“Los cristianos no será desarraigados”, aseguró.