En la víspera de Navidad, todo es paz, amor y tranquilidad. Claro, salvo cuando al encargado de hacer las tarimas se le olvida usar clavos.

Esto es lo que pasó en un Mall de Estados Unidos, donde el coro de niños de Carl Ben Eielson tuvo un final en verdad estruendoso, y no precisamente por los aplausos.

Por fortuna no hubo lesiones graves sino sólo un duro golpe en… el orgullo.

http://youtu.be/0jgysPz84ws