El presidente de Birmania, Thein Sein, sancionó una ley que autoriza a la población a manifestarse públicamente, en el último acto en la evolución del nuevo régimen ‘civil’, indicó este sábado la prensa oficial.

El documento estipula que los manifestantes deberán informar a las autoridades con cinco días de antecedencia el lugar y las razones de cada reunión pública, según el periódico Myanmar Ahlin, y en ningún caso podran bloquear el tránsito de vehículos.

La ley ya había sido adoptada el pasado mes por el Parlamento, y la firma presidencial era apenas una formalidad.

Toda persona que participe de manifestaciones públicas sin permiso estará expuesto a penas de prisión de un año, al tiempo que quien irrumpir agresivamente en una manifestación pacífica será sancionado con dos años de cárcel.

Las manifestaciones públicas son muy raras en Birmania. Las últimas protestas públicas ocurrieron en 2007. Antes, la “Revuelta del Azafrán”, conducida por monjes budistas, había llevado unas 100.000 personas a las calles de Rangún y constituyó el mayor desafío a los generales en el poder, en 1988. Los dos movimientos fueron violentamente reprimidos.

El nuevo parlamento surgido de las elecciones de noviembre del año pasado -los primeros comicios en 20 años- ya había votado en octubre una ley autorizando el derecho de hacer huelga y participar de un sindicato.

En marzo de 2001, la junta militar que gobernaba el país se auto disolvió y transmitió el poder a un gobierno formalmente civil, aunque Birmania continúa dominada por los militares.