Más de 190 países, desde los más vulnerables al calentamiento a los que no tienen interés en actuar, se reúnen a partir del lunes en Durban (Sudáfrica) para reactivar las negociaciones sobre los cambios climáticos y decidir el futuro del amenazado Protocolo de Kioto.

Este tratado, símbolo del compromiso de los países industrializados, cristaliza las expectativas, cuando faltan pocos meses para el 20º aniversario de la Cumbre de Río, donde en 1992 comenzó el proceso sobre el clima instaurado en el marco de la ONU.

Un año después de la Copa Mundial de Fútbol organizada en Sudáfrica, un desafío de naturaleza muy diferente espera a la ciudad de Durban, a orillas del Océano Índico, a unos 12.000 diplomáticos, ministros, delegados, expertos y organizaciones no gubernamentales hasta el 9 de diciembre. La cuestión fundamental será encontrar una forma de limitar a menos de 2º C el aumento del termostato mundial.

“El cambio climático es un tema importante para nosotros, esto ya está sucediendo, no se trata de algo del futuro”, recordó recientemente en París el presidente de las Maldivas, Mohamed Nasheed.

Durante las últimas semanas, numerosos estudios confirmaron la urgencia de encontrar una solución. Se registraron nuevos récords de emisiones de CO2, mientras se constata una distancia cada vez mayor entre las promesas de los países y lo que pide la ciencia debido al previsible aumento de las inundaciones o de las olas de calor dentro de algunas décadas.

“Nos dirigimos a un aumento de al menos 3º C, a menos que cambiemos decididamente de rumbo”, constató el climatólogo francés Jean Jouzel.

En lo que respecta a la aceleración de las emisiones de CO2, el proceso de las Naciones Unidas de negociaciones sigue pareciendo lento. Se espera un nuevo impulso después del fracaso de la cumbre de Copenhague a fines de 2009, a pesar de los progresos técnicos logrados el año pasado en Cancún (México).

Organizaciones de defensa del medio ambiente como WWF expresan su preocupación por “la posibilidad de problemas en las negociaciones de Durban”, debido fundamentalmente a la incertidumbre respecto al futuro del Protocolo de Kioto.

¿Estados Unidos paralizado?

Este tratado es el único marco jurídico que impone objetivos de reducción de las emisiones de gases con efecto de invernadero a unos 40 países industrializados. Sin embargo, no fue ratificado por Estados Unidos ni por grandes países emergentes como China e India, de modo que cubre menos de 30% de las emisiones globales.

Un primer período de compromisos termina a fines de 2012 y los países en vías de desarrollo piden nuevos compromisos por parte de los países industrializados en nombre de su “responsabilidad histórica”.

Algunos de estas naciones se niegan, como Japón, Rusia y Canadá.

Por lo tanto, una eventual prolongación del Protocolo de Kyoto se basa principalmente en un nuevo compromiso de la Unión Europea, que representa 11% de las emisiones mundiales.

Sin embargo, Europa vincula semejante decisión a la redacción, en Durban, de una “hoja de ruta” que establezca las bases de un futuro marco global en el cual todos los países tendrían compromisos vinculantes. Se trata de un marco que, según los europeos, sería ratificado en 2015 para entrar en vigor hacia 2020.

Recientemente, Estados Unidos se negó a ratificar los trabajos del comité encargado de crear el “fondo verde”, un mecanismo que permitirá suministrar en el futuro ayudas financieras a los países en vías de desarrollo.

Este veto hace temer a algunos que los norteamericanos se opongan a lograr verdaderos progresos en Durban, aunque esta semana anunciaron que apoyaban “enérgicamente” la instauración del “Fondo Verde”.

“Los delegados norteamericanos tendrán sin duda más posibilidades de ser aplaudidos en Washington si regresan de Durban diciendo que el proceso está muriendo”, señaló preocupado un negociador europeo.