El sargento de la policía Luis Alberto Erazo, rehén de las FARC, fue hallado con vida este sábado en una zona del sur de Colombia donde otros cuatro uniformados fueron encontrados asesinados tras un combate del Ejército con los guerrilleros, informó una fuente oficial.

Erazo, secuestrado por la guerrilla hace 12 años, “tomó la decisión de salir corriendo” cuando comenzaron los combates la mañana de este sábado”, dijo el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, en una declaración a la prensa.

“Corrió y se internó en la selva. Fue perseguido por tres terroristas que lanzaron granadas y eso le causó heridas al rostro. Logró esconderse y hacia las 18H40 (23H40 GMT) cuando escuchó el ruido y las motosierras que preparaban la entrada de los helicópteros se aproximó a las tropas”, explicó Pinzón.

Flor Erazo, hermana del sargento, aseguró que “toda la familia está feliz por la noticia”, mientras que su hija Giselle, que cumplió 16 años este sábado, lo consideró como “el mejor regalo”.

“No lo recuerdo mucho porque tenía cuatro años cuando mi madre me dijo que lo secuestraron. Estoy muy feliz, es el mejor día de mi vida, ojalá que esté sano”, dijo su hija.

Según el ministro, Erazo se encuentra “en una condición bastante aceptable”.

“Esta es una gran noticia para el país”, dijo Pinzón, aunque reiteró el dolor por el asesinato de los otros cuatro secuestrados asesinados por sus captores.

“Lamentamos y nos duele profundamente el crimen de los otros cuatro” rehenes, un militar y tres policías, dijo.

El militar, el sargento Libio Martínez, secuestrado el 21 de diciembre de 1997, era el rehén más antiguo de Colombia. Además de Martínez murieron este sábado el coronel de la Policía Édgar Yesid Duarte, el uniformado de más alto rango entre los policías y militares que aún eran rehenes de las FARC, el teniente de la Policía Elkin Hernández, y el teniente de la Policía Alvaro Moreno.

Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, comunistas) mantienen secuestrados a por lo menos 13 policías y militares, que plantean canjear por sus guerrilleros presos.