El Viernes Negro, el gran día de compras con descuentos en Estados Unidos, terminó para la NBA y el sindicato de jugadores de esa Liga con un acuerdo tentativo para salvar la temporada del baloncesto profesional norteamericano, a iniciarse ahora el 25 de diciembre.

Luego de 149 días de conflicto, las partes llegaron alrededor de las 3 de la madrugada del sábado a un principio de acuerdo para salvar a una industria que deja 4 mil millones de dólares anuales en ganancias, y da empleo a miles de personas en Estados Unidos y Canadá.

Se conocen pocos detalles del acuerdo, y lo único firme es que se espera arrancar la temporada 2011-2012 el día de Navidad, pero será una campaña acortada a 66 partidos, en lugar de los 82 habituales.

“Queremos jugar básquetbol”, dijo el comisionado de la NBA, David Stern, en una rueda de prensa en las primeras horas del sábado, en la que estuvo acompañado por Billy Hunter, director ejecutivo del disuelto sindicato de jugadores, y Peter Holt, dueño de los San Antonio Spurs y representante de los propietarios de clubes.

Tras una reunión de 15 horas, que comenzó la tarde del viernes en Nueva York, Stern aseguró que se había llegado a un “entendimiento tentativo” verbal, que deberá ser aprobado por dueños y jugadores.

“Hemos llegado a un acuerdo provisional que está sujeto a una variedad de aprobaciones y maquinaciones muy complejas, pero nos sentimos optimistas de que todo será aprobado y que la temporada de la NBA iniciará el 25 de diciembre”, apuntó Stern.

Por lo poco que se ha filtrado a la prensa todo indica que los grandes perdedores de este conflicto han sido los jugadores, el público, y los trabajadores de las instalaciones de la NBA.

Según el diario New York Times, en el nuevo convenio laboral, que estará vigente por 10 años, los jugadores hicieron concesiones significativas, incluyendo una reducción de hasta 300 millones de dólares por temporada en salarios, lo que representa 3 mil millones de dólares durante la vigencia del acuerdo.

El acuerdo provisional tiene una opción para uno u otro lado pueda darlo por terminado después de seis años.

Antes de este acuerdo, los dueños habían ofrecido compartir las ganancias (50-50%) mientras que los jugadores, que recibían 57% en el contrato que venció el 1° de julio pasado, no estaban dispuestos a aceptar menos de 52,5%. La diferencia entonces era una brecha de ingresos de 100 millones de dólares anuales, que ahora se ha triplicado.

Ninguna de las partes comentó cómo queda ahora la repartición de esas ganancias.

El periódico también informó que habrá contratos más cortos y de menor monto financiero y penas más severas a los equipos de alto gasto, algo a lo que los jugadores se habían opuesto duramente, ya que podría limitar sus opciones como agentes libres.

“Esto no fue un acuerdo fácil para nadie”, dijo el comisionado adjunto de la NBA Adam Silver. “Los propietarios han sufrido importantes pérdidas y primaba el sentimiento que el sistema no estaba funcionando bien en todos los equipos”.

Los dueños de los clubes afirman que 22 de las 30 instituciones de la Liga tuvieron pérdidas estimadas en 300 millones de dólares la temporada pasada.

El acuerdo requerirá ser aprobado por simple mayoría de los dueños de los 30 equipos de la NBA, lo cual no parece ser inconveniente dado que parece haber alcanzado en su totalidad lo que perseguían.

En el caso de los 430 jugadores de la Liga el asunto es más complejo. El proceso de aprobación también será por mayoría simple, pero primero deben reformular el sindicato que disolvieron el 14 de diciembre, y retirar sus demandas antimonopolio en Minnesota.

Stern, negó que la decisión de los jugadores de ir a la corte empujó a la Liga en la toma de un acuerdo, y el hecho de que los basquetbolistas profesionales iban a reclamar millones de dólares por concepto de daños y perjuicios si la demanda caminaba legalmente.

“Para nosotros, el litigio es algo con lo que tenemos que tratar siempre. Ese no fue el motivo para llegar a este acuerdo”, aseguró Stern.