Italia tuvo que pagar este viernes intereses récord para colocar 10.000 millones de euros en bonos a corto plazo, al día siguiente de una cumbre de las principales economías de la Eurozona que decepcionó a los inversores.

Las letras a seis meses, por 8.000 millones de euros, se colocaron a 6,504%, frente a 3,535% en la última emisión similar del 26 de octubre. Las de dos años, por 2.000 millones, tendrán un rendimiento de 7,814%, frente a 4,628%.

Este costo de financiación se considera insostenible para la tercera mayor economía de la Eurozona, agobiada por una deuda pública de 1,9 billones de euros (equivalente al 120% de su PIB).

La demanda de los títulos de deuda italianos fue sostenida, gracias a lo cual el Tesoro pudo cumplir con sus metas de captación.

La tensión manifiesta en los mercados hace el equilibrio de la deuda “precario”, y “alimenta las dudas” sobre la solvencia del país, reconoció el gobernador del Banco de Italia, Ignazio Visco.

“La emisión italiana era con papeles a corto plazo, por lo tanto menos arriesgados. La disparada de las tasas no es sorprendente cuando se ve el rendimiento de los bonos italianos en el mercado secundario”, donde se intercambian los títulos ya emitidos, comentó Yves Marçais, vendedor de acciones en Global Equities.

La emisión se produjo al día siguiente de una cumbre en la ciudad francesa de Estrasburgo entre el presidente de Francia, Nicolas Sarkozy, y los jefes de Gobierno de Alemania, Angela Merkel, y de Italia, Mario Monti.

Los mercados juzgaron decepcionante ese encuentro, dado que Alemania, principal economía europea, se mantuvo intransigente en su negativa a ampliar las competencias del Banco Central Europeo (BCE) para que compre mucha más deuda de países del bloque amenazados por la crisis, como Italia, para contribuir a reducir los intereses exigidos.

Merkel mantuvo igualmente su oposición a la emisión de eurobonos, pero obtuvo el respaldo francés a una revisión de los tratados europeos para permitir una mayor vigilancia presupuestaria de los 17 Estados miembro de la Eurozona.

“La cumbre entre Alemania, Italia y Francia tuvo resultados muy por debajo de las expectativas. Todo el mundo esperaba concesiones de Angela Merkel sobre el papel del BCE o la creación de eurobonos a cambio de medidas de control de las finanzas públicas, pero la canciller alemana cerró la puerta a todas estas alternativas”, destacaron los analistas de Crédit Mutuel-CIC.

En este contexto de máxima tensión, que se traducía en pérdidas en las principales bolsas europeas y en la cotización del euro frente al dólar, Italia recibía este viernes la visita del comisario europeo de Asuntos Económicos y Monetarios, Olli Rehn.

“Italia afronta desafíos inmensos”, pero la reactivación del crecimiento y el saneamiento de las finanzas públicos son objetivos “al alcance”, dijo Rehn en una audición en el Parlamento italiano.

Bruselas y el Fondo Monetario Internacional (FMI), que enviará una primera misión a Roma a final de mes, vigilan el cumplimiento de los compromisos fiscales de Italia y la aplicación de las reformas estructurales prometidas para reactivar un crecimiento átono.

Mario Monti, primer ministro italiano desde hace apenas dos semanas, aseguró el jueves en Estrasburgo que su país “hará los deberes” y cumplirá su objetivo de eliminar el déficit presupuestario en 2013.

Un objetivo para el que tendrá que adoptar en breve nuevas medidas de rigor, acometiendo reformas en el sistema de pensiones y en el mercado laboral.

Y es que los planes de austeridad adoptados en julio y septiembre no serán suficientes, ya que las últimas estadísticas publicadas (consumo, producción industrial) alimentan los temores a una recesión, que se traduciría en menos ingresos fiscales y por tanto mayores dificultades para reducir el déficit.