Un proyecto faraónico para producir energía solar y eólica en los desiertos del Magreb y de Medio Oriente, que incluye transporte energético hacia Europa, comienza lentamente a cobrar forma, aunque persistan numerosas incertidumbres técnicas y políticas.

Este jueves se franqueó en Bruselas una etapa más con la firma de un acuerdo de cooperación entre dos consorcios europeos privados que trabajan en el marco del “Plan solar mediterráneo”, uno de los proyectos faro de la Unión para el Mediterráneo.

Uno de los consorcios, Desertec, esencialmente alemán, planea producir electricidad solar y eólica en los desiertos del Sur del Mediterráneo para responder a la demanda local y europea.

El otro, Medgrid, en el que Francia está muy presente, va a realizar las interconexiones submarinas entre los continentes europeo y africano, principalmente a través del estrecho de Gibraltar, para transportar la electricidad.

“Hay ahora una perspectiva concreta de producir energía solar y eólica para beneficio común de los ciudadanos de Europa, de África del Norte y de Medio Oriente”, comentó el comisario europeo de Energía, Günther Oettinger.

Desertec fue creado en 2009 y Alemania está especialmente interesada en él desde que en marzo renunció a la energía nuclear -tras la catástrofe de Fukushima (Japón)- y se propone desarrollar el suministro de energía renovable.

Medgrid fue creado hace un año e incluye dentro del consorcio a administradores de redes de transporte de electricidad de varios países del sur de Europa (entre ellos el francés RTE) así como de grupos franceses como EDF, Areva y Alstom.

El objetivo global del proyecto es responder a 15% de la demanda europea de electricidad para 2050.

La Unión Europea (UE) subvenciona el proyecto, ya que debe cumplir con los objetivos de lucha contra el calentamiento global cuyo compromiso es de 20% de energías renovables y la reducción de 20% de las emisiones de CO2 con respecto al nivel de 1990.

Sobre el papel, el proyecto seduce. Los desiertos de África del Norte tienen una fuerte insolación (dos veces superior en el Sahara que en París), están poco habitados y pueden proveer silicio, una materia prima esencial para los paneles solares.

La obra está aún en sus inicios. Políticamente “algunos países del Sur no estaban muy entusiasmados al principio ya que tenían la impresión de que Europa iniciaba una empresa neocolonialista de saqueo de sus recursos”, confía una fuente cercana a las negociaciones.

Pero desde entonces quedó claro que el proyecto debe primero servir para cubrir las crecientes necesidades del Sur. Sólo en parte, quizá un cuarto, estará destinado en el futuro a la exportación a Europa.

La obra de un primer proyecto de parque solar comenzará pronto en Marruecos por un costo de 1.900 millones de euros, cerca de Uarzazate (sur), con una capacidad de producción de 500 megavatios, es decir más o menos la mitad de la de un reactor nuclear.

“Un estudio de factibilidad está previsto en Túnez y se estudian negociaciones con Egipto”, señalaron en Desertec. Por el momento es todo.

En Medgrib reconocen no obstante que aún queda mucho por hacer. Las turbulencias políticas de la “primavera árabe” congelaron las negociaciones iniciadas con los antiguos regímenes en los países de la región.

“Hubo perturbaciones en nuestras relaciones (con los países concernidos), en particular con Túnez. En Siria la situación es más difícil, no tenemos contacto”, subrayó el presidente ejecutivo de Medgrib, André Merlin.

Pero de cara al futuro los industriales muestran confianza. “Los intercambios de electricidad podrán hacerse en los dos sentidos. El Norte necesita energía principalmente en invierno por el frío, mientras que el Sur necesita en verano por la climatización”, estimó Merlin.