Estados Unidos calificó este lunes de exitosas las negociaciones comerciales con China en Chengdu en las que se lograron “avances significativos y concretos”, aunque advirtió que habrá que seguir progresando.

El secretario estadounidense de Comercio, John Bryson, concluyó en Chengdu (suroeste) acuerdos para reforzar la lucha contra la piratería en China, y para garantizar un acceso equitativo a las empresas estadounidenses en sectores claves, en los que Pekín prevé invertir 1,7 billones de dólares en cinco años.

Sin embargo, indicó Bryson, en la reunión anual de la Comisión Conjunta de Comercio (JCCT) celebrada el domingo y el lunes no se abordó el control de cambios ejercido por China, que mantiene el yuan en un nivel considerado demasiado bajo por los estadounidenses.

“De forma general, la JCCT de este año ha permitido desembocar en avances significativos y concretos”, estimó el secretario.

“Sin embargo, tenemos (con China) una relación comercial compleja y no es de sorprender que quede aún mucho por hacer”, añadió Bryson.

Los funcionarios norteamericanos tenían a mano un ejemplo palmario de lo que queda por hacer. En el hotel en el que se celebraron las negociaciones comerciales había una tienda “Amornini”, que vende ropa parecida a la de la marca Giorgio Armani.

A menos de un año de la elección presidencial en Estados Unidos, la administración Obama está bajo fuerte presión para conseguir concesiones de Pekín. El presidente Barack Obama pidió recientemente al gobierno chino que “reconsidere” su política comercial.

En Chengdu, China dio su acuerdo para la creación de una oficina permanente encargada de velar por el respeto de la propiedad intelectual, que estará dirigida por el viceprimer ministro chino Wang Qishan, quien encabezaba la delegación china, precisó Bryson.

En total se firmaron cinco acuerdos, uno de ellos sobre la propiedad intelectual y otro sobre el comercio de productos de alta tecnología, indicaron fuentes chinas y estadounidenses.

El viceprimer ministro chino Wang Qishan pidió a Washington “evitar una politización de las cuestiones económicas”, refiriéndose a los políticos estadounidenses que consideran que la infravaloración del yuan tiene la culpa del gigantesco desequilibrio de la balanza comercial.

Estados Unidos cerró el año pasado con un déficit comercial de 270.000 millones de dólares respecto a China.

Los chinos repitieron en las últimas semanas que decidirán según su propio calendario cuándo permitirán que se revalúe el yuan. Pekín no quiere poner en peligro sus exportaciones, que empiezan a acusar las dificultades en la Unión Europea, su mayor mercado, y en Estados Unidos.

El viceprimer ministro chino se mostró pesimista este fin de semana respecto a las perspectivas económicas mundiales, y según declaraciones recogidas por la agencia oficial China Nueva, afirmó que “si hay una cosa de la que podemos estar seguros es de que la recesión económica será prolongada”.