Alemania, primera economía europea, era urgida el viernes desde todas partes a actuar para hallar una salida a la crisis del euro, que se extiende peligrosamente hacia los países más estables de la zona.

Una visita del primer ministro británico David Cameron a Berlín y los llamados de Japón a Alemania para desempeñar un “rol central” como “cortafuegos” frente a la crisis, se enmarcaban este viernes en ese contexto.

Las bolsas europeas abrieron en baja, en la estela de Wall Street la víspera y de Tokio, que cerró el viernes en clara baja (-1,23%).

“Los mercados van a ser penalizados por los temores de contagio de la crisis de la deuda soberana. Es urgente resolver los problemas de financiación de Italia y España”, según los analistas de Saxo Banque.

El ministro de Finanzas de Japón Jun Azumi subrayó la importancia de que Alemania “desempeñe un rol central en la creación de un sólido plan de financiación que podríamos considerar como un cortafuegos”.

Japón, uno de los principales acreedores internacionales, junto a China, se preocupa por sus haberes en euros. También teme que las dificultades europeas debiliten a la moneda única, lo que encarecería a su vez las exportaciones japonesas.

La inquietud gana también a China, cuyo primer ministro Wen Jiabao dijo este viernes durante una cumbre asiática en Indonesia, que “no hay razones para ser optimista” sobre la economía mundial, que puede sufrir “inestabilidad durante largo tiempo aún”.

Por su lado, Alemania — único país considerado como sólido por los mercados– es el centro de todas las expectativas. La canciller Angela Merkel rehusa reiteradamente los llamados a flexibilizar la política del Banco Central Europeo (BCE) para que asuma un rol de prestamista ante los países europeos más endeudados.

Según varios economistas, ello apaciguaría las presiones contra la deuda de los países europeos, que cada vez tienen que pagar tipos de interés más elevados.

Sin embargo, esa solución es considerada inviable en Alemania, que defiende radicalmente la independencia del BCE, y su exclusivo rol de controlar la inflación en la zona.

Al recibir a Cameron — favorable a una mayor implicación del BCE — Merkel reiterará seguramente sus llamados a la disciplina presupuestaria y a las reformas estructurales en los países afectados por la crisis.

El nuevo presidente del BCE, Mario Draghi, defendió la independencia de la institución, con lo que asumió su fidelidad a la ortodoxia monetaria de la que ya fue adalid su predecesor, Jean-Claude Trichet.

“Nuestra credibilidad implica el éxito de nuestra política monetaria consistente en anclar las perspectivas de inflación a medio y largo plazo”, declaró Draghi en una conferencia financiera en Fráncfort (oeste), sede del BCE.

“Es la mayor contribución que podemos aportar para sostener el crecimiento, la creación de empleo y la estabilidad financiera. Y damos esta contribución en total independencia”, prosiguió.

Entretanto, la prima de riesgo española — el diferencial que pagan los bonos de la deuda a diez años con relación a los alemanes, de referencia –, llegó a los 503,5 puntos este viernes a primera hora, un nuevo nuevo récord.

España, en plena vorágine de los mercados, celebra este domingo elecciones legislativas en las que se prevé una clara derrota del saliente gobierno socialista.

Por su lado, Grecia — origen de la crisis europea — sigue debatiéndose en sus dificultades.

El Gobierno de unidad nacional dirigido por Lucas Papademos prevé reducir el déficit al 5,4% del PIB en 2012 (9% en 2011), por debajo del 6,8% que manejaba el anterior ejecutivo, pero según el proyecto presupuestario que presenta este viernes la recesión será mayor de lo previsto (-2,8%).

En Italia, otro país sometido a la presión de los mercados, un voto de confianza de los diputados será otorgado al nuevo primer ministro Mario Monti, que también presentó el jueves un muy ambicioso plan de austeridad para restablecer la credibilidad del país.