Los legisladores estadounidenses ignoraron la epidemia de obesidad que afecta a sus compatriotas y, empujados por la industria de la comida congelada, decidieron que la salsa de tomate de la pizza puede seguir siendo considerada como hortaliza en los menús escolares.

En un proyecto de gastos anuales del Departamento de Agricultura (USDA), que supervisa las comidas subvencionadas de las escuelas, un panel de la Cámara de Representantes y el Senado votó para no restringir la inclusión de pizza, patatas y hortalizas ricas en almidón en los menús estudiantiles.

La medida, que podría ser aprobada por el Congreso esta semana, rechaza una propuesta del gobierno de Barack Obama para hacer más saludable la comida ofrecida en los centros educativos.

El USDA quería aumentar la cantidad de salsa de tomate utilizada en la pizza para que pudiera seguir siendo considerada en la categoría hortaliza.

Pero la industria alimentaria respondió que esto hubiera supuesto más costos, porque habría que volver a calibrar el tamaño de las pizzas.

El Instituto estadounidense de comida congelada (AFFI por su sigla en inglés), un grupo de presión, valoró positivamente la medida que, dice, “reconoce las significativas cantidades de potasio, fibra y vitaminas A y C que proporcionan la pasta de tomate y asegura que los estudiantes continúan disfrutando comidas saludables como la pizza o la pasta”.

Pero “no se trata de nutrición sino de proteger a los fabricantes de pizza”, dijo Margo Wootan, directora de política alimentaria en el Centro de Ciencia para el Interés Público. “La pizza con salchichón no es una hortaliza”, añadió.

Según las normas actuales, una ración completa de hortalizas se conforma de ocho cucharadas o media taza, excepto para la salsa de tomate, de la que se requieren dos cucharadas, que es más o menos lo que hay en una porción de pizza, explicó la AFP por teléfono.

La USDA había propuesto a comienzo de este año que se sirvieran ocho cucharadas de salsa de tomate para que fuera una porción de hortalizas, y que los comedores escolares sólo sirvieran dos veces por semana patatas fritas u otros vegetales ricos en almidón.

“El Congreso básicamente intervino para que la industria pudiera continuar vendiendo dos de las comidas menos saludables en el programa de menús escolares: pizza y patatas fritas”, dijo Wootan.