El cardiólogo de la Red Salud UC, doctor Iván Godoy, expresó que los adultos mayores que han sido personas sanas a lo largo de sus vidas, tienen menos posibilidades de desarrollar enfermedades cardíacas, riesgo que aumenta claramente si presentan condiciones tales como hipertensión arterial, colesterol elevado, diabetes, vida sedentaria, obesidad o tabaquismo crónico.

“En esa etapa de la vida van apareciendo, sin embargo, condiciones que son propias de procesos degenerativos asociados al envejecimiento”, sostuvo el médico.

Para el especialista, se debe lograr el control de la presión arterial en forma paulatina a través de un descenso progresivo que permita a los pacientes adultos mayores adaptarse a una nueva condición de presión lo que se consigue con medidas generales de cambios de hábitos de alimentación y ejercicio, así como, con apoyo farmacológico adecuado a la condición particular de cada paciente.

“La mayoría de los hipertensos son bastante asintomáticos, hasta que comienzan a aparecer otras complicaciones como compromiso de la función cardíaca, insuficiencia que se manifiesta por disminución de la capacidad funcional, mayor cansancio, falta de aire y edema en extremidades. Incluso puede provocar compromiso del estado general y afectar la función renal”, explicó el doctor Godoy.

Dijo que antiguamente se consideraba que la edad de inicio de la adultez mayor era sobre los 60 años.

“Hoy vemos adultos mayores que llegan a consultar a los 80, porque han tenido una vida activa y presentan condiciones que han permanecido asintomáticas. A dicha edad es más frecuente encontrar la hipertensión arterial sistólica, engrosamiento y calcificación de las válvulas y arritmias”, sostuvo el facultativo.

En cuanto a la prevención, el cardiólogo expresó que para prevenir estas enfermedades es importante hacer un chequeo cardiovascular, cuya frecuencia está en directa relación con los factores de riesgo que la persona tiene.

“En general la labor del especialista es tratar de prevenir que aparezcan esos factores, lograr que los pacientes tengan una buena presión, mantener una vida sana, con una alimentación saludable, adecuada para que no suban de peso, controlar su colesterol, ingesta de azúcar y sodio, evitar fumar, para así mejorar la calidad y prolongar sus expectativas de vida”, finalizó.