El nuevo gobierno griego que obtuvo un amplio voto de confianza el miércoles en el Parlamento para implementar su política de austeridad, enfrenta este jueves las primeras manifestaciones de descontento.

Tradicionalmente se realizan en Grecia manifestaciones el 17 de noviembre para conmemorar el aniversario de la rebelión estudiantil contra la junta de los coroneles en 1973.

El año pasado, esas marchas se transformaron en protesta contra la política de austeridad (aumento de impuestos, baja de salarios, etc.) aplicada por el gobierno bajo la presión de los acreedores extranjeros de Grecia.

Este año, además de las protestas sociales, las manifestaciones van a adquirir un cariz aún más político a raíz de la entrada al gobierno de coalición de la extrema derecha por vez primera desde la caída de la dictadura de los coroneles.

Es ese motivo el que llevó Tsten Mantazi, diputado del Partido Socialista griego (Pasok), a votar el miércoles contra la confianza al gobierno.

El diario comunista Rizospastis recalcaba el jueves que los comunistas van a las manifestaciones con la voluntad de resistir al “retorno del fascismo” y recordó que, dada la situación de Grecia, es de total actualidad hoy el lema de noviembre de 1973 “Pan, educación, libertad”.

El diario de tran tiraje Ta Nea afirma que todo deja presagiar una “marcha bajo alta tensión”.

“La atmósfera es eléctrica” desde el miércoles, afirma el periódico, citando un primer enfrentamiento en la Escuela Politécnica, bastión de la resistencia a la dictadura de los coroneles.

Fuentes policiales indicaron que unos 7.000 policías fueron movilizados el jueves en las calles de Atenas.

El gobierno griego formado el viernes bajo la dirección del ex vicepresidente del Banco Central Europeo Lucas Papademos es el resultado de una coalición histórica de la derecha, los socialistas y la extrema derecha.

Su objetivo es evitar a Grecia el cese de pagos de la deuda y una posible salida de la Eurozona.

El nuevo gobierno inició ya el miércoles negociaciones con los bancos del mundo entero para reducir una parte de su deuda, que permitirá bajar el endeudamiento público de Grecia a 120% de su PIB en 2020, en vez de 160% actualmente.

El viernes, el gobierno presentará al Parlamento el presupuesto de 2012, que recordará al país la enormidad de los sacrificios que se le piden.

Los acreedores del país exigen que todos los partidos griegos miembros de la coalición gubernamental se comprometan por escrito a respetar el programa de austeridad.

Una exigencia que se resiste a aceptar el dirigente del partido de derecha Nueva Demodracia, Antonis Samaras, que no desea asociar su nombre a políticas de rigor similares a las aplicadas por el precedente gobierno socialista.

Por su parte, la oposición de izquierda –el Partido Comunista (KKE) y la izquierda radical (Syriza)– rehusó formar parte de la coalición gubernamental y sus militantes participarán en las manifestaciones junto a los tradicionales contingentes de estudiantes.

Alentados por las encuestas de opinión, los comunistas y los radicales cuentan capitalizar la creciente oposición a la política de austeridad y encarnar el frente de rechazo al gobierno de coalición.