El extremista de extrema derecha Anders Behring Breivik, autor de los ataques del 22 de julio en Noruega, intentó en vano dar el espectáculo el lunes durante su primera aparición pública, al tratar de dirigirse a los familiares de sus 77 víctimas.

En esta primera audiencia abierta a las familias de las víctimas, a los sobrevivientes, a la prensa y al público, el tribunal de Oslo decidió mantener a Breivik, de 32 años, en detención durante 12 semanas más.

Con barba y vestido con traje oscuro, camisa blanca y corbata azul claro, Breivik intentó dirigirse a los familiares “durante cinco minutos”, pero el juez Torkel Nesheim se lo impidió.

Tras la audiencia, su abogado Geir Lippestad reveló que su cliente había redactado una pequeña nota, pero dijo ignorar lo que ésta contenía.

Al aprovechar la primera ocasión que se le dio para tomar la palabra, Behring Breivik lanzó: “Soy comandante militar en el movimiento de resistencia y caballero templario en Noruega”, dijo con voz tranquila, antes de cuestionar la autoridad del tribunal.

“Eres un delegado de quienes apoyan el multiculturalismo. Es una ideología de odio que quiere la destrucción de la sociedad noruega”, aseguró, dirigiéndose al juez, que rápidamente lo interrumpió.

El magistrado justificó luego su decisión al expresar su deseo de no otorgar a Behring Breivik “una tribuna o la ocasión para justificar sus actos”.

El acusado se mostró sereno y miró varias veces hacia el público, que permaneció silencioso.

Amparándose en su guerra contra la “invasión musulmana” y el multiculturalismo en Europa, Breivik reconoció ser el autor del atentado con bomba contra la sede del gobierno noruego, y luego de haber efectuado disparos a mansalva contra un encuentro de jóvenes en la isla de Utoeya, próxima de Oslo.

“Reconozco los hechos, pero no reconozco mi responsabilidad penal”, aseguró, reiterando la posición que mantuvo desde su detención.

Como ya lo hiciera otras veces, comparó sus condiciones de encarcelamiento, en situación de aislamiento total, a “un método de tortura irracional”.

Las visitas y la correspondencia del acusado también serán severamente restringidas en las primeras ocho semanas, y no tendrá acceso a los medios de comunicación en el primer mes de su nuevo período de detención, de acuerdo con una decisión que lleva la firma del juez Nesheim.

Desde el principio, el extremista buscó un máximo de publicidad, considerando que los ataques de julio le permitirían llamar la atención sobre el manifiesto de 1.500 páginas que divulgó por internet poco antes de pasar al acto.

“Nuestras espectaculares operaciones son teatro, y el teatro siempre se representa para un público”, había escrito en este texto, donde expone su ideología.

Presente en el tribunal, Herman Heggertveit, un joven superviviente de Utoeya, comparó su presencia en la audiencia con una “forma de terapia”.

“Es emocionalmente muy duro. Es como encontrarse con otra personas”, dijo el joven. “Es arrogante, seguro de sí mismo, vive en su pequeño mundo”, afirmó, aludiendo al extremista.

Si Behring Breivik es reconocido penalmente responsable por los expertos siquiatras, su proceso podría iniciarse en abril 2012.