El beisbolista venezolano Wilson Ramos, catcher de los Nacionales de Washington en Grandes Ligas, quien había sido secuestrado el miércoles en el norte de Venezuela, fue liberado por las autoridades y dijo estar “bien” tras su rescate, a la vez que adelantó que sus captores eran colombianos.

“Estoy bien, bien, gracias a Dios por el trabajo que hicieron estos muchachos (de los cuerpos de seguridad) conmigo”, dijo Ramos a la cadena Telesur a su llegada a la ciudad de Valencia (Estado Carabobo, norte) donde reside.

“No sé quiénes eran las personas (que me secuestraron), yo sé que eran colombianas por su acento”, explicó Ramos, detallando que durante su rescate “se escucharon muchos disparos”.

Más temprano, el ministro del Interior de Venezuela, Tareck El Aissami, confirmó el rescate “con vida” del beisbolista en una zona montañosa del norte del país, aunque dijo que aún no tenía “detalles de la operación”.

El Aissami explicó posteriormente que cinco personas habían sido detenidas presuntamente relacionadas con el secuestro y adelantó que las autoridades ofrecerán el sábado una rueda de prensa para explicar el desarrollo del rescate.

Ramos, de 24 años, fue secuestrado el miércoles por la noche en la puerta de la casa de su familia, ubicada en la localidad Santa Inés del Estado Carabobo, y hasta su aparición este viernes sus allegados afirmaron no haber recibido ninguna llamada de los secuestradores.

“En horas de la mañana el comandante presidente Hugo Chávez autorizó una operación de rescate vía aérea con el apoyo de la Guardia Nacional Bolivariana”, explicó El Assami.

Desde el momento del secuestro, el gobierno venezolano movilizó a los cuerpos de seguridad para hallar al pelotero sano y salvo. El jueves las autoridades informaron que tenían los retratos hablados de dos de los captores y el propio ministro del Interior anunció ese día que había sido hallada la camioneta usada para el secuestro.

“No tengo palabras. Gracias, gracias por todo. Gracias a Dios primeramente”, dijo a la cadena estatal VTV la madre del beisbolista, María Magdalena Campos, tras conocer la noticia.

“Estábamos reunidos en la sala de mi casa y entonces recibí una llamada de Estados Unidos del pelotero (venezolano) Miguel Cabrera, que me informó que había aparecido. Él me dijo ‘cuelga y comunícate con el ministro que tu hermano apareció’ (…) Llamé al ministro (del Interior) e inmediatamente él me dijo ‘tu hermano acaba de aparecer y lo tenemos con vida”, relató por su parte la hermana del receptor, Milángela Ramos.

El catcher debutó en las Grandes Ligas el año pasado con los Mellizos de Minnesota y en 2011 jugó su primera temporada completa en la gran carpa con su actual equipo, los Nacionales de Washington, con un contrato por 415.000 dólares.

El secuestro se produjo a pocos días de su regreso a Venezuela, donde el lunes había iniciado los entrenamientos con su equipo en el país, Tigres de Aragua, con el que tenía planeado empezar a jugar en el torneo local la próxima semana.

En Venezuela, donde según cifras extraoficiales se producen unos 1.800 secuestros al año, en su mayoría por motivos económicos, cuatro de cada cinco secuestros se resuelven en las 24 horas siguientes.

Criado en una familia popular y practicante del cristianismo evangélico, Ramos es el segundo de seis hermanos y, según la prensa, trabajó como limpiador de vidrios de vehículos antes de su ascenso al béisbol profesional. Sus allegados y amigos lo describen como un joven humilde, familiar y religioso.

El catcher es considerado “una de las más grandes promesas” de los Nacionales de Washington, según la prensa de la capital estadounidense. En la temporada 2011 bateó para .267 con 22 dobles, 15 cuadrangulares y 52 remolcadas en 113 juegos.

Aunque es la primera vez que secuestran a un beisbolista profesional en Venezuela, en los últimos años familiares de varios jugadores fueron víctimas de este delito.