El ministro brasileño de Trabajo, Carlos Lupi, negó este jueves ante el Congreso que esté implicado en un esquema de corrupción denunciado por la prensa, y ofreció disculpas a la presidenta Dilma Rousseff por haber afirmado que “sólo a balazos” lo sacaban de su puesto.

“Corrupción dentro del Ministerio de Trabajo, de mi partido, no hay. Afirmó: no hay, y aquellos que están afirmando que existe deben probarlo”, dijo Lupi al comparecer ante la comisión de Fiscalización y Control de la Cámara de Diputados.

Lupi, el último ministro de Rousseff forzado a dar explicaciones tras denuncias de corrupción que precipitaron la renuncia de cinco jefes de cartera desde junio, defendió su inocencia ante las sospechas de que uno de sus asesores aceptó sobornos.

El ministro, que ocupa el cargo desde 2007, insistió en que las denuncias publicadas por la revista Veja son “anónimas” y que él fue el primero en pedir una investigación a la Policía Federal.

Asimismo, ofreció disculpas a Rousseff por su “desafortunada” declaración del martes, cuando afirmó que “sólo a balazos” lo sacarían de su puesto.

“Fui exagerado (…) Presidenta Dilma, disculpas si fui agresivo, no fue mi intención, yo te amo”, sostuvo Lupi, del Partido Demócrata Laborista (PDT, izquierda) que forma parte de la coalición de gobierno.

Veja vinculó al asesor especial del ministro, Anderson Alexandre dos Santos, con una presunta red de sobornos a Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que suscribieron contratos con la cartera de Trabajo.

Dos Santos fue separado de sus funciones mientras avanza la investigación solicitada por Lupi.

Según el diario O Globo, Rousseff se molestó con las declaraciones de Lupi, le exigió que se retractara y considera sacarlo del gobierno a principios de 2012, cuando debe renovar su gabinete.

El diario también se hizo eco de denuncias acerca de la falta de control en el Ministerio de Trabajo sobre convenios suscritos y el supuesto cobro de sobornos.