La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christian Lagarde, advirtió este miércoles en Pekín del “riesgo de espiral de inestabilidad financiera mundial” si las economías del planeta no reaccionan conjuntamente a la crisis.

También recordó que China debe dotarse de una moneda más fuerte, en un momento en que la debilidad del yuan es objeto de fuertes críticas por los socios de China que lo acusan de estar en el origen de los enormes excedentes comerciales acumulados por Pekín.

“Si no actuamos juntos, la economía mundial corre el riesgo de (entrar en) una espiral de incertidumbre y de inestabilidad financiera”, dijo Lagarde, en alusión a la crisis de la deuda y al temor de que la economía mundial vuelva a entrar en recesión, en un discurso al iniciar una visita de dos días a China.

“La economía mundial entró en una fase peligrosa e incierta”, subrayó la directora gerente del Fondo, quien advirtió que Asia también podría ser afectada. “Estamos todos en el mismo barco y nuestro destino será crecer o caer juntos”.

Lagarde criticó la cumbre de Bruselas del 26 y 27 de octubre, en la que los mandatarios europeos decidieron el último plan de rescate de Grecia y decidieron apelar a la ayuda de China y de otros países emergentes como Brasil.

Lagarde efectúa su primera visita a China en tanto que máxima responsable del FMI para examinar con los responsables chinos las consecuencias de la crisis de la deuda en Europa y las condiciones en las que la segunda economía mundial podría ayudar al Viejo Continente, en particular mediante una nueva herramienta ligada al FMI. Tras China, Lagarde, visitará Japón.

Entre las reuniones de Lagarde en la capital china, destaca el encuentro con el gobernador del banco central chino, Zhu Xiaochuan.

China es el primer tenedor mundial de reservas de divisas con 3,2 billones de dólares, seguido de Japón.

Lagarde también conminó a China a que haga cambios en su sistema de cambio, fuertemente criticado por sus principales socios comerciales que consideran que el yuan está subevaluado, pese a una subida del 7% con relación al dólar entre junio del 2010 y agosto del 2011.

“China necesita una moneda más fuerte”, zanjó Lagarde.

Los responsables económicos chinos prometen aumentar la flexibilidad del yuan al igual que las importaciones para reequilibrar sus intercambios comerciales, pero no quieren asumir riesgos inmediatos para los exportadores del país, que operan a menudo con márgenes muy estrechos.

“China está sobre la buena vía para reorientar su economía hacia la demanda interior”, dijo la directora del FMI en un momento en que las autoridades chinas quieren un cambio de paradigma pese a que el crecimiento chino sigue muy dependiente de las inversiones y de las exportaciones, y en menor medida del consumo interno.

“China es un actor clave del G20 y del FMI”, donde el país “tiene un creciente papel que jugar y una voz más importante que hacerse oír”, dijo Lagarde en referencia a la reforma de las cuotas y los derechos de voto en el seno de la institución que permitirán a China convertirse en el tercer país en términos de derechos de voto.

Sin embargo, aunque saludó la buena salud económica china y su papel de motor de otros países en desarrollo, la jefa del FMI estimó que Asia no está “inmunizada” contra un “contagio” de los males que afectan a los países occidentales.

“Ya sea a través del comercio o del sector financiero, que pueden jugar un papel acelerador de la crisis, Asia debe prepararse”, advirtió Lagarde.