El principal aliado de Silvio Berlusconi lo llamó el martes a renunciar, antes de un voto en el Parlamento que será una prueba crucial para la supervivencia política del acosado jefe de gobierno italiano, indicaron medios de prensa.

“Le hemos pedido que dé un paso al costado”, dijo el jefe de la Liga Norte, Umberto Bossi, socio de Berlusconi en la coalición de centro derecha en el poder.

Bossi descartó sin embargo que eso ocurra en la votación del balance 2010 del Estado italiano que, según afirmó, se adoptará sin mayores problemas.

El controvertido líder de la Liga Norte, aliado clave para la supervivencia del gobierno, quien le ha garantizado a Berlusconi por tres años mantener la mayoría absoluta en el Parlamento, lanzó el nombre del ex ministro de Justicia, Angelino Alfano, como sucesor del multimillonario político en la jefatura de gobierno.

Alfano, considerado el delfín del primer ministro, actual secretario general del partido Pueblo de la Libertad (PdL), formación fundada por Berlusconi, podría obtener el apoyo de sectores moderados de centro para liderar un gobierno de emergencia ante la grave crisis económica que atraviesa Italia.

La presión de los mercados sobre Italia no cesa y este martes, la prima de riesgo italiana, el rendimiento extra que exigen los inversores por comprar deuda nacional a diez años en lugar de alemana, ha llegado a rozar los 500 puntos básicos: en la apertura marcó 495, su nivel más alto desde la introducción del euro.

La desastrosa gestión de la crisis económica está afectando negativamente al gobierno Berlusconi, quien ha perdido en los últimos días el apoyo de varios diputados, por lo que no se descarta su caída tras el voto de este martes.

La votación en el Parlamento del balance 2010 del Estado resulta decisiva para el ejecutivo de Berlusconi.

Según la prensa italiana el número de diputados que podría votar a favor del documento técnico no superará los 311 ó 312, por debajo de la mayoría absoluta de 316, necesaria para contar con el respaldo del Parlamento.

Pero nadie subestima la capacidad de Berlusconi para convencer a los indecisos y salvarse a último momento.