Cerca de tres millones de peregrinos musulmanes iniciaron el domingo el ritual de lapidación de Satán en el valle de Mina, cerca de La Meca, en el primer día del Aid al-Adha, la principal fiesta del islam marcada este año por la Primavera Árabe.

Se trata de la primera fiesta del Sacrificio desde el comienzo del movimiento que derrocó a regímenes autocráticos en Túnez, Egipto y Libia, y sigue sacudiendo a los de Siria y Yemen, donde la contestación se reprime a sangre y fuego.

Conmemora la fidelidad del profeta Abraham, dispuesto según la tradición a sacrificar a su hijo Ismael.

En el valle de Mina, cerca de la ciudad santa de La Meca, en Arabia Saudí, casi tres millones de peregrinos comenzaron el ritual de la lapidación de Satán, que consiste en lanzar piedras a la más alta de las tres estelas que representan al diablo, al que los musulmanes llaman Iblís.

Este ritual de alto riesgo, que en el pasado estuvo marcado por estampidas que dejaron cientos de muertos, se desarrollaba sin incidentes.

“Este ritual me da fuerza moral. En este momento, siento haber vencido a Satán”, declaró Mojtar Khan, de 29 años, un fiel de Bangladesh llegado al lugar con decenas de sus compatriotas al grito de Alá Akbar (Dios es grande).

“Me sentiré mejor en cuanto haya lapidado a Satán, mi principal enemigo”, dijo Mohamed Huseinin, un egipcio de 35 años.

Según la tradición hay que lanzar siete piedras el primer día a la mayor de las estelas, un pilar de 30 metros de alto, y siete a cada una de las tres columnas al día siguiente y al otro más.

Para evitar las estampidas mortales de años anteriores, las autoridades saudíes han aumentado la fluidez en el sitio.

Ahora los fieles acceden a él por un puente de varios niveles y las fuerzas de seguridad controlan el flujo.

“El movimiento es más fluido y la organización, mejor”, comentó Mojtar Jan, quien asiste desde hace ocho años como miembro de un comité organizador del Hajj, la mayor peregrinación anual en el mundo y uno de los cinco pilares del islam que los fieles deben cumplir al menos una vez en su vida si disponen de medios.

El sábado, los fieles pasaron el día rezando en el Monte Arafat, cerca de La Meca, en el momento más importante de la peregrinación.

Un total de 2.927.717 fieles participan este año en el hajj, de los cuales 1.828.195 musulmanes procedentes del extranjero. Los demás son saudíes y residentes extranjeros del reino, según la oficina saudí de estadísticas.

Cada peregrino debe sacrificar una res durante el Aid al-Adha, en recuerdo del profeta Abraham que según la tradición estuvo a punto de sacrificar a su hijo Ismael antes de que el ángel Gabriel le propusiera un cordero en su lugar.

En general, los peregrinos pueden limitarse a comprar bonos y las autoridades saudíes inmolan los animales y luego envían ayuda a musulmanes pobres de distintas partes del mundo.

Después de este ritual, los fieles acudirán a La Meca para dar vueltas alrededor de la kaaba, una construcción cúbica situada en el centro de la gran mezquita.

Luego hacen varios recorridos entre Safa y Marwa siguiendo los pasos de Hajar, esposa del profeta Abraham, que según la tradición corrió entre estos dos lugares en busca de agua para su hijo Ismael hasta que la fuente zamzam surgió a sus pies.

Aparte del hajj, los otros cuatro pilares del islam son la profesión de la fe, la oración cinco veces al día, el ayuno durante el ramadán y la limosna.