Las autoridades forenses hondureñas sepultaron este sábado 17 cadáveres de un total de 76 que se fueron acumulando desde el 8 de abril en la morgue de la capital, víctimas de la vorágine de violencia que afronta el país centroamericano, constató la AFP.

Los cuerpos, que eran mantenidos en refrigeradores en la morgue judicial, fueron subidos dentro de bolsas plásticas a vehículos del ministerio Público y llevados al cementerio Divino Paraíso, donde abrieron una fosa con un tractor y los enterraron.

Entre los cadáveres estaba el de Jimilander Salazar, una colombiana que murió en el estatal Hospital Escuela porque se intoxicó al romperse una de las cápsulas de cocaína que transportaba en el estómago desde su país a Honduras.

Las autoridades enterraron sólo a 17 cuerpos porque estaban identificados y ningún familiar los reclamó. Los de otros 59, incluidos los de ocho niños, todavía no se sabe de quiénes son.

Originalmente, las autoridades forenses habían decidido sepultarlos a todos, junto con 19 fetos que fueron hallados abandonados en diferentes lugares de la capital, pero optaron por esperar para dar oportunidad a que identifiquen a los demás.

Honduras es el país con mayor tasa de homicidios en el mundo, con 82,1 por cada 100.000 habitantes, seguido en Centroamérica por El Salvador con 66, según el primer estudio global sobre homicidios de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), que fue divulgado en octubre y que consideró 207 países.