El recluso Hank Skinner, que espera en el corredor de la muerte en una cárcel Texas, en el sur de Estados Unidos a ser ejecutado el miércoles por la muerte de su novia a golpes y de dos de los hijos de ella a puñaladas no “se hace ilusiones” sobre la apelación pendiente, dijo su esposa este sábado.

“No se hace ilusiones sobre un sistema demasiado politizado como para esperar que la verdad se abra paso”, aseguró en un correo electrónico a la AFP Sandrine Ageorges, una activista francesa contra la pena capital.

Ageorges, que conoció a Skinner en la década de 1990 cuando éste ya estaba en el corredor de la muerte, afirmó que su marido, que desde el principio proclamó su inocencia, es “realista y, por lo tanto, está preocupado”.

El destino del condenado, cuyas solicitudes para probar su inocencia mediante pruebas de ADN fueron rechazadas por la justicia, depende en parte del gobernador de Texas, Rick Perry, que actualmente compite por la candidatura presidencial republicana en las primarias de su partido.