La mayor central sindical de Bolivia, la Central Obrera Boliviana (COB), se declaró este jueves en emergencia ante un eventual aumento del precio de los combustibles que el gobierno negó enfáticamente, a pesar de que el presidente Evo Morales había planteado revisar la subvención a la gasolina y el diésel.

El fantasma de un nuevo ‘gasolinazo’ de hasta el 70%, como el de diciembre de 2010 que desató una ola de protestas y obligó al gobierno a recular, provocó temores en diversos sectores de Bolivia, alimentados por los sondeos sobre los efectos de una subida del precio del carburante realizados este jueves por la radio y la televisión privadas.

El líder de la COB, Pedro Montes, anunció el “estado de emergencia y si es necesario vamos a ganar las calles (..), nosotros no estamos de acuerdo con el gasolinazo, siempre habrá crisis mientras no haya una verdadera industrialización de los hidrocarburos, de los recursos naturales”.

La incertidumbre fue plantada el martes por el presidente Evo Morales al anunciar en rueda de prensa que citará en diciembre a los sectores sociales para debatir la subvención a la gasolina y el diésel que este año trepó a los 600 millones de dólares y en 2012 llegará a 700 millones.

“Enfáticamente queremos decir: no está en los planes, en las ideas y en la política del Gobierno que suba el precio de los carburantes. Enfáticamente no está en la política del Gobierno”, insistió en una rueda de prensa el ministro de Comunicación Ivan Canelas.

Canelas protestó, además, por la “interpretación antojadiza y muy tendenciosa” de la declaración de Morales que hicieron algunos medios.

Los sindicatos del transporte público alertaron de un eventual ajuste tarifario en caso del alza de precios de los carburantes, mientras los medios audiovisuales reportaron que sólo el anuncio de una posible alza provocó un aumento especulativo en los precios especialmente de los comestibles.