Miles de personas han llegado hasta el barrio Meiggs en busca de disfraces y accesorios para celebrar la Noche de Brujas o “Halloween”, fiesta que se ha transformado en la mayor fuente de ingresos para los comerciantes del sector que cada año en esta fecha ven aumentar considerablemente sus ventas.

Poco a poco esta tradición estadounidense ha ido ganando terreno en el país, y lo que partió como una festividad dedicada a los niños, ahora entusiasma a pequeños y adultos por igual.

Para este año la novedad son las calaveras y brujas colgantes que al tocarlas se mueven y que tienen un valor que va 5 mil pesos y puede llegar hasta los 25 mil pesos.

Las calabazas no pueden faltar y son el elemento indispensable para los niños en las noches de cada 31 de octubre al momento de golpear las puertas de casas de sus vecinos al son del inocente grito “dulce o travesura”.

En cuanto a los disfraces y máscaras, hay diversos modelos para niños y para los adultos.

Estos últimos de poco se han ido sumando a la tradición en la que predominan una serie de elementos como el miedo y el terror.

La Noche de Brujas o “Halloween” es una fiesta que se celebra principalmente en Estados Unidos, norte de México, y algunas provincias de Canadá en la noche del 31 de octubre.

Su origen se remonta a la festividad celta del Samhain y a la cristiana del Día de todos los Santos. En gran parte, es una celebración secular aunque algunos consideran que posee un trasfondo religioso. Los inmigrantes irlandeses transmitieron versiones de la tradición a América del Norte durante la Gran hambruna irlandesa de 1840.

Se celebraba en los países anglosajones, principalmente en Canadá, Estados Unidos, Irlanda y el Reino Unido, en tanto la fuerza expansiva colonizadora de la estadounidense ha hecho que “Halloween” se haya popularizado también en otros países occidentales como Chile.