Los países iberoamericanos cerraron este sábado su cumbre anual inquietos por el desajuste de la economía mundial y su eventual efecto recesivo en la demanda de materias primas, que le permitió a América Latina crecer a contravía de España y Portugal.

Los mandatarios y representantes de los 22 países miembros debatieron sobre la “Transformación del Estado y desarrollo” en un contexto de fuerte contraste: Latinoamérica está en crecimiento mientras sus dos socios europeos enfrentan la peor tempestad de la Eurozona.

“El riesgo de que el crecimiento de la economía se frene hay que combatirlo con estímulos de los países con capacidad de recursos”, como los emergentes y algunos europeos, afirmó el jefe del gobierno español, el socialista José Luis Rodríguez Zapatero.

“Ese es el único camino de respuesta”, sostuvo Zapatero, quien participó en su última cita iberoamericana como gobernante. El 20 de noviembre, los españoles elegirán a su sucesor en comicios que anticipan una dura derrota para los socialistas.

Durante la jornada, que concluyó con la firma de una declaración de 55 puntos, varios líderes coincidieron en el riesgo de que la crisis termine por pasarle factura a una América Latina que recién empieza a sentir la desaceleración de la actividad mundial.

“En América Latina existe un crecimiento de las economías. Ello deriva de los extraordinarios precios de la materia prima, pero eso es una navaja de doble filo”, afirmó el presidente de México, Felipe Calderón.

“Estos años de vacas gordas también pueden terminarse. Puede generar una enorme crisis de dependencia tecnológica de países industrializados, y eso puede perjudicar a América”, agregó.

Latinoamérica, que creció 5% en los últimos cinco años en promedio, recibirá el mayor impacto por cuenta de un descenso de la demanda de China, que no obstante, según proyecciones de la Cepal desplazará a Europa como el segundo socio de la región de aquí a 2015.

“Sabemos que si no acertamos y tenemos la fortaleza en la respuesta, esto puede originar un efecto muy negativo en la economía mundial y por supuesto en la latinoamericana”, indicó Zapatero.

“Esperamos que estos acuerdos, unidos a los del G20 (que se reúne la próxima semana en Cannes, Francia), restauren la confianza, que en definitiva es la clave de que la economía no se detenga, después de estos dos últimos meses donde nuevamente las alarmas y las luces rojas se han puesto encima de la mesa”, dijo.

El presidente Sebastián Piñera, estimó que la solución de la crisis europea “exigirá mucho tiempo” y que el efecto sobre América Latina se sentirá.

“Tenemos que estar alertas para enfrentar los déficits comerciales y económicos. Las grandes locomotoras económicas ya no son lo que fueron”, declaró.

Si “caen los precios de las materias primas que exporta América Latina, cae nuestro mercado exportador, se derrumba el financiamiento y, obviamente, eso golpea fuertemente a la región, pero estamos mucho mejor preparados”, declaró el presidente ecuatoriano Rafael Correa a la AFP.

El mandatario abandonó la sesión de la Cumbre durante la intervención de la vicepresidenta del Banco Mundial para América Latina, Pamela Cox, tras acusarla de haber “chantajeado” a su país en el pasado.

En la declaración final, los asistentes a la reunión admitieron que la crisis está generando “profundos ajustes y reacomodos que ponen bajo presión a las instituciones de todos los niveles”.

No obstante la reducción de la actividad, se comprometieron a “incentivar la creación de empleo digno” y establecer “políticas públicas (…) orientadas a potenciar el crecimiento económico con inclusión social”.

La Cumbre Iberoamericana incluyó también en la declaración temas como el fin del bloqueo de Estados Unidos a Cuba o la disputa entre Argentina y Gran Bretaña por las Islas Malvinas.