Los dirigentes europeos lograron que los bancos acepten reducir por la mitad el valor de sus obligaciones de deuda pública griega, tras amenazar con decretar una riesgosa reestructuración por la totalidad de la suma.

El acuerdo prevé una quita del 50% de la deuda griega en manos de acreedores privados, precisó la madrugada del jueves el presidente de la Unión Europea (UE), Herman Van Rompuy, al término de una cumbre de más de diez horas.

Y el presidente francés, Nicolas Sarkozy, indicó que esa medida “representa un esfuerzo de unos 100.000 millones de euros”. La deuda pública griega es actualmente de 350.000 millones y representa un 162% del PIB del país heleno. El objetivo es reducirla a 120% en 2020.

Esa solución evitará que la situación griega sea tildada de “acontecimiento de crédito”, o default, lo cual pondría en peligro a todo el sistema financiero pues podría desencadenar los seguros (CDS) sobre esos títulos y crear una ola de pánico en los mercados, extendiendo la crisis a países como Italia.

Los esfuerzos serán similares para todos los bancos acreedores, ya sean griegos o extranjeros. “Hemos previsto iguales condiciones para todos los bancos”, subrayó.

La reducción de deuda era el punto más espinoso del plan europeo anticrisis.

Tanto el presidente francés como la jefa del gobierno alemán, Angela Merkel, tuvieron que acudir personalmente a una reunión con representantes de la banca, “no para negociar, sino para informarles de las decisiones de los diecisiete” países de la Eurozona, dijo Sarkozy.

Los banqueros, que ya habían aceptado perder el 21% el pasado 21 de julio, “reflexionaron y dieron su acuerdo”.

El Instituto de Finanzas Internacionales (IIF), que representa a grandes bancos, saludó el acuerdo tras haber puesto con anterioridad todo tipo de trabas.

“En nombre del sector privado, el IIF está de acuerdo en trabajar con Grecia, las autoridades de la zona euro y el FMI para desarrollar un acuerdo voluntario y concreto sobre la base firme de una reducción de 50% de la deuda nacional griega”, indicó en un comunicado Charles Dallara, director del Instituto.

La directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, partícipe en las negociaciones, saludó “los avances sustanciales” conseguidos en Bruselas, que serán presentados en la cumbre del G20 de potencias industrializadas y emergentes en Cannes (sur de Francia) los días 3 y 4 de noviembre.

El acuerdo también consta de un paquete de 106.000 millones de euros para recapitalizar a los bancos.

Según la Autoridad Bancaria Europea (ABE), las entidades griegas son las que más inyección de dinero precisan (30.000 millones), seguidas por España (26.161 millones) e Italia (14.770 millones). Los bancos franceses necesitan 8.840 millones de euros.

Pero los dirigentes europeos quieren contrapartidas, para asegurarse de que ese dinero no irá en saco roto para el desarrollo ni servirá para mantener las jugosas bonificaciones de los banqueros, como muchos ciudadanos europeos sienten que ocurrió con planes de recapitalización puestos en marcha tras la quiebra de Lehman Brothers en septiembre de 2008.

El acuerdo del miércoles prevé además que los fondos propios duros de los bancos (capital social y beneficios en reserva) sean de un 9% del total de sus activos para el 30 de junio del 2012, frente al 5% actual, según el texto.

Para conseguirlo, “los bancos tendrán que recurrir a capital privado, incluidas las reestructuraciones y la conversión de deuda en capital”.

Los banqueros resisten a esas medidas, por considerarlas paralizantes para las inversiones. Sobre todo porque limitan el crédito, motor clave del crecimiento económico.

El acuerdo final prevé igualmente reforzar el Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) para dotarle con capacidad de actuación de 1 billón de euros.