Expertos forenses realizan peritajes en Londres 38, centro de tortura que operó durante la dictadura, para encontrar evidencias que sirvan en casos de Derechos Humanos.

Desde hace unas semanas que en la casa ubicada en Londres 38, un grupo de antropólogos y forenses trabaja para recopilar evidencias orgánicas y culturales que den cuenta de lo que pasó en este lugar durante los años que fue ocupado por la Dirección de Inteligencia Nacional (DINA) como centro de tortura, entre 1973 y 1975.

Así lo explicó una de las directoras del colectivo Londres 38, María José Pérez, quien destacó que este tipo de trabajos podrían servir para sustentar casos de violación a los Derechos Humanos que están en proceso.

La recopilación de evidencias va en la línea de encontrar muestras de ADN que hayan quedado a través de fluidos orgánicos, como sangre y cabellos, o rastros culturales como rayados, inscripciones y marcas que hayan dejado quienes estuvieron presos en el lugar.

Una búsqueda que, según la jefa del laboratorio del Centro Nacional de Conservación y Restauración de la Dibam, Roxana Seguel, se basa en los testimonios de sobrevivientes y de las carpetas de investigaciones judiciales.

La primera etapa del trabajo se concentra en el baño 2, ubicado en el primer piso de la casa y que fue usado por prisioneros.

Según las estimaciones del grupo de expertos, esta fase podría prolongarse hasta fines de diciembre. Luego, la primera quincena de enero de 2012 podría tenerse un informe preliminar con los peritajes.