El ministro de Deportes de Brasil, a cargo de los preparativos del Mundial de fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos de Rio-2016, se convirtió el miércoles en el quinto integrante del gabinete forzado a renunciar en menos de cinco meses tras denuncias de corrupción.

“Pedí apartarme del gobierno, salgo del gobierno para defender mi honor, salgo con el deber cumplido”, dijo el ministro Orlando Silva en un breve anuncio a los periodistas tras reunirse con la presidenta Dilma Rousseff.

Con la partida de Silva, Rousseff ha perdido desde junio cinco ministros por denuncias de corrupción, desvíos de dinero público y rápido enriquecimiento.

Hace poco más de 10 días, Silva fue acusado por un policía responsable de una ONG de participar en desvíos millonarios de dinero de esa cartera, a través de programas destinados a fomentar el deporte entre jóvenes pobres. También fue acusado de beneficiar a su agrupación política, el Partido Comunista do Brasil (PCdoB).

“No hay ningún hecho, ninguna prueba que pueda comprometer mi honor y mi conducta ética”, dijo Silva ante los periodistas al anunciar su renuncia.

La Corte Suprema, único tribunal que puede juzgar a miembros del Ejecutivo electos, abrió una investigación sobre las denuncias el martes.

La decisión de la Corte Suprema dejó al ministro pendiendo de un hilo, en un momento en que Brasil está enfrascado en un pulso con la FIFA sobre detalles de la organización de la Copa del Mundo.