Entre gritos de “independencia” para el País Vasco y “amnistía total” para los presos de ETA, decenas de miles de personas desfilaron el sábado por Bilbao, en la primera gran manifestación tras el anuncio por la organización armada del fin de más de 40 años de violencia.

Tras una enorme pancarta en la que podía leerse “El País Vasco quiere una solución”, hombres, mujeres y niños marcharon por el centro de la ciudad encabezados por los líderes de la izquierda independentista vasca.

“Independencia, independencia”, coreaban mientras algunos enarbolaban los colores de la ikurriña, la bandera vasca.

“Los presos a la calle, amnistía total”, “los presos vascos de vuelta a casa”, gritaba en vasco la multitud.

Un pañuelo blanco atado al cuello identificaba a los familiares de los presos de la organización armada, unos 700 de los cuales están en prisión.

“He venido porque es una forma de apoyar el proceso en el que nos encontramos en este momento”, explica a la AFP Juan José Sainz, de 64 años, antiguo trabajador del puerto de Bilbao ahora jubilado.

Dice formar parte de “las 40.000 personas que no pueden presentarse a las elecciones” por su pasada participación en movimientos radicales y pide una “verdadera democracia” para el País Vasco.

“Creo que con el anuncio de ETA esta manifestación tiene más relevancia”, agrega.

ETA –considerada organización terrorista por la Unión Europea y por Estados Unidos y responsable de la muerte de 829 personas en más de 40 años de atentados por la independencia del País Vasco– anunció el jueves el “cese definitivo de su actividad armada”.

Entre la muchedumbre, seis enmascarados vestidos de blanco pasan con unas bolsas abiertas. “Piden dinero para los presos de ETA, es por eso que se cubren la cara”, explica una señora.

En un punto del cortejo, los seis se detienen y sacando rodillos, botes de pintura y sprays dibujan sobre una pared un inmenso grafiti en el que puede leerse “amnistia askatasuna orain” (amnistía y libertad ahora). A su paso, los manifestantes estallan en aplausos y gritos de júbilo.

Cuatro niños se acercan curiosos a mirar, antes de reincorporarse con sus padres a la marcha, que poco después llega a la plaza del ayuntamiento de Bilbao.

Sobre las escalinatas de la alcaldía, los organizadores leen un manifiesto. Primero en vasco, después en español.

“ETA ha dado una buena noticia a la sociedad vasca, que nos acerca a un escenario de paz”, afirman.

Pero “somos nosotros, los ciudadanos vascos, la llave (…) de esta nueva situación”. “Queremos abrir de par en par todas las puertas, vamos a abrir las puertas de la paz”, agregan.

“Hay que dialogar, hay que construir acuerdos nuevos, y lo vamos a hacer”, dice la declaración. “Vamos a decidir sobre nuestro futuro en paz y en democracia”, concluye. Y estalla una fuerte ovación.

“Sí, siento a alegría por el anuncio de ETA”, afirma Xabier, ingeniero informático de 35 años que como muchos de los manifestantes no quiere dar su apellido.

Para Miren, de 41 años, operaria en una fábrica, “la situación sigue siendo igual, sólo que ahora no está ETA”. “El conflicto del pueblo vasco en sí sigue igual y esperamos que esto sea el principio de la solución de ese conflicto”, afirma.

“La necesidad de democracia en este país es la misma con el anuncio de ETA o sin él”, coincide Ander, mecánico de 38 años, que luce una camiseta negra del IRA, el disuelto ejército revolucionario irlandés.

“El conflicto se resuelve si los políticos le dan una solución”, agrega.