En caso de que Nueva Zelanda gane la final del Mundial de rugby a Francia, el domingo en Auckland, un científico español, Jordi Serrallach, habrá puesto su granito de arena para esa victoria de los All Blacks.

Serrallach posee una empresa de análisis informáticos en la ciudad neozelandesa de Palmerston North y ha trabajado estrechamente en la última década con la federación de rugby de este país.

Con un equipo de 50 personas en su empresa, Verusco, el investigador catalán ha colaborado con los All Blacks desde 1999, suministrando análisis y estadísticas de partidos, equipos y jugadores.

Su aventura con el rugby y con la federación neozelandesa nació después de que le animara a trabajar en este deporte Wayne Smith, que fue técnico de los All Blacks y ahora es ayudante del head coach principal, Graham Henry.

Cada partido de rugby es observado por su equipo, que examina todos los aspectos de los conjuntos y de cada jugador, concluyendo con series de estadísticas como el número de tackles a favor y en contra o el porcentaje de pases del equipo y de cada jugador, entre otros muchos.

“La empresa la creé porque me gustaba mucho las estadísticas en el deporte. Yo había desarrollado un sistema de análisis de futbol muy profundo, y un día vino a mi casa Wayne Smith y me pidió que produjera una similar para el rugby”, explicó Serrallach a la AFP.

Serrallach, barcelonés de 75 años, llegó en 1970 a Nueva Zelanda, y acabó como profesor de ingeniería química en la Universidad Massey de Palmerston North hasta que en 1996 decidió crear su empresa de análisis informáticos para el deporte.

Su primera incursión en este campo se había dado en 1985, cuando trabajó con sus sistemas de análisis de los partidos para la federación neozelandesa de fútbol en las eliminatorias al Mundial de 1986.

Una vez creada su empresa y tras la intervención de Wayne Smith, su sistema fue puesto al servicio de la federación neozelandesa de rugby.

Además de los All Blacks, Serrallach y su equipo trabajan para las federaciones de rugby de Australia, Samoa y Tonga.

“Yo suministro información extremadamente detallada de los movimientos de un jugador, aproximadamente 45.000 detalles”, explica Serrallach.

Después de tantos análisis y estadísticas, a Serrallach le ocurre que a veces sabe lo que va a hacer un jugador durante un partido antes de que lo haga.

“Puedo determinar lo que un jugador puede hacer en ciertos momentos del partido pero en un porcentaje. Yo siempre hablo de probabilidades. Lo que digo no es un pronóstico exacto sino lo más probable en una situación determinada”, afirma este ingeniero que jugó al fútbol durante tres años en los juveniles del Barcelona.

A Serrallach le gustaría un día volver al Barcelona y ofrecer al club azulgrana el mismo trabajo que realiza para los All Blacks. “Pero no creo que entiendan lo que yo ofrezco”, afirma resignado.

Y es que su vida estuvo más bien ligada al fútbol. Cuando era un niño tuvo tuberculosis y para romper el aburrimiento su padre filmaba los partidos del FC arcelona (1945-1947). Estudiando esos encuentros, comenzó a analizar los diversos aspectos del juego.

Cuando llegó a Nueva Zelanda se dedicó a entrenar a diversos equipos de fútbol y desarrollar al mismo tiempo sus sistemas de análisis, pero su país de adopción es ovalado y tenía más posibilidades de acabar en el rugby.