Los 17 países de la Eurozona, con Francia y Alemania a la cabeza, mantuvieron en estos meses intensas negociaciones para poner fin a la crisis de la deuda, dejando a los restantes socios de la Unión Europea al margen, en una “Europa a dos velocidades” y exhibición de fuerzas.

Este domingo la Eurozona volverá a reunirse en Bruselas. Esta “decisiva” cumbre será precedida por una reunión de los veintisiete miembros de la Unión Europea, pero ésta será apenas una instancia de diálogo, mientras los países de la Unión Monetaria debatirán, tomarán y anunciarán las grandes decisiones que definirán el futuro de Europa.

Son estos 17 países los que deberán redefinir el segundo plan de ayuda a Grecia, la recapitalización de los bancos europeos y una optimización de la capacidad del Fondo Europeo de Estabilidad Financiera (FEEF) para evitar la propagación de la crisis de la deuda a Europa y al resto del mundo.

“Cada vez más tenemos una Europa que funciona a dos velocidades”, comentó una fuente diplomática francesa.

Excluidos de los debates, de las grandes decisiones y de las transformaciones que éstas conllevan, la mayoría de los países de la UE que no están en la zona euro temen haberse convertido en miembros de segunda.

Algunos países como Polonia, que ostenta la presidencia temporal de la UE, ya manifestaron su frustración por sentirse excluidos de las importantes decisiones europeas.

La excepción en todo caso sería Gran Bretaña que aunque no integra la Eurozona, ha utilizado su poder económico y político para funcionar como una especie de árbitro entre los dos polos de fuerzas.

También existe la percepción en Bruselas de que las grandes cambios que se producen, acelerados por la crisis griega, son decididos por el eje franco-alemán, pasando por alto a la Comisión Europea.

“Es lógico que así sea”, dijo una fuente europea. “Al final de cuentas ambos países constituyen el 50% del PIB de la Eurozona, lideran la zona euro desde un punto de vista económico y ambos tienen la máxima nota, la triple AAA”, añadió.

La canciller alemana, Angela Merkel, aseguró el miércoles que está “convencida” de que los europeos van a “solucionar las cosas” y aprovechar la crisis actual para darle a la zona euro nuevos aires. El presidente francés Nicolás Sarkozy se expresó igual de optimista.

Pero en las últimas horas ambos mandatarios incrementaron los contactos para alcanzar un consenso y limar sus diferencias, incluso en momentos en que la primera dama de Francia, Carla Bruni Sarkozy, ingresó en una clínica parisina para dar a luz.

“Europa necesita compromisos”, dijo el presidente de la Comisión Europea, José Manuel Barroso, durante un coloquio en Bruselas, tres días antes de la cumbre europea, en un claro mensaje dirigido a Alemania y Francia.

En respuesta, Alemania señaló que hay un acuerdo total con Francia aunque esto no constituye “una solución” de todos los europeos.

Ya en 2004 el político italiano y entonces presidente de la Comisión Europea Romano Prodi presentó la Europa de dos velocidades al afirmar en un discurso que el “tren de la Unión no puede siempre moverse a la velocidad del vagón más lento”.

Ahora con una crisis de deuda que se arrastra desde hace dos años, la diferencia entre las velocidades incrementaron, aumentando la actividad del bloque de los 17 formado por Alemania, Francia, Austria, Bélgica, Chipre, Eslovaquia, Eslovenia, Estonia, España, Finlandia, Grecia, Irlanda, Italia, Luxemburgo, Malta, Holanda Bajos y Portugal.

“¿Pero qué es mejor, una Europa a dos velocidades o una Europa a velocidad cero que quede paralizada y luego colapse”, se preguntó la jefa del Banco Central de Polonia Marek Belka.

“Si la única forma de salvar la Eurozona implica más integración política y fiscal hacia un especie de federalismo, entonces aceptemos esta solución y no protestemos contra ella”, añadió.