La inflación subió siete décimas en septiembre en el Reino Unido para situarse en el 5,2% interanual, un máximo en tres años, debido esencialmente a un aumento de los precios de la energía, según datos divulgados este martes por la Oficina Nacional de Estadísticas (ONS).

Con esta subida, superior a la que anticipaban los analistas, la inflación británica iguala el récord histórico establecido en septiembre de 2008.

En términos mensuales, el Índice de Precios al Consumo (IPC) aumentó un 0,6% en septiembre con respecto a agosto, precisó la ONS en un comunicado.

El incremento se debe principalmente a un aumento de los precios del gas y de la electricidad, que subieron un 13% y un 7,5%, respectivamente, aunque también subieron el transporte aéreo y las comunicaciones.

“Es una noticia muy desagradable e intensifica las serias restricciones actuales en el poder adquisitivo de los consumidores”, estimó Howard Archer, economista de IHS Global Insight, quien recordó que los últimos datos sobre los salarios anuales promedio muestran un incremento de sólo 1,6% en agosto.

Además, el nuevo dato engordará la factura del gobierno, puesto que la tasa de inflación de septiembre es la que sirve para determinar el monto de prestaciones sociales como las pensiones o los subsidios por desempleo que se pagarán a partir de abril del año que viene.

Los precios no deberían sorprender, sin embargo, al Banco de Inglaterra (BoE), encargado de mantener a raya la inflación, que ya había previsto que subiría al 5% antes de fin de año, y bajaría paulatinamente en 2012 antes de situarse, probablemente al año siguiente, en torno al objetivo oficial de 2%.

Más preocupado por los problemas del estancamiento de la economía que por la inflación, el BoE incrementó a principios de este mes su programa de compra de activos en otras 75.000 millones de libras (118.000 millones de dólares, 86.000 millones de euros), para un valor acumulado de 275.000 libras desde su creación en marzo de 2009.