España no debería lograr este año ni su objetivo de crecimiento ni el de reducción de déficit, según el sombrío panorama que contemplan ahora la mayor parte de los analistas, mientras el país ha vuelto a ver de nuevo rebajada su nota soberana este jueves.

Una semana después de la agencia de calificación financiera Fitch, ha sido su competidora Standard & Poor’s la que ha bajado la nota del país.

Mientras que la primera la había rebajado dos escalones, de AA+ a AA-, la segunda ha sido más indulgente, rebajándola sólo un paso, de AA a AA-, pero ambas le ponen una perspectiva negativa, lo que hace planear la amenaza de nuevas degradaciones a medio plazo.

Una tercera agencia, Moody’s, debería probablemente rebajar también la nota española de aquí a finales de octubre, como amenaza con hacer desde finales de julio.

Las razones son casi las mismas para todas: un crecimiento átono, malas finanzas regionales, un sector bancario todavía frágil desde el estallido de la burbuja inmobiliaria a finales de 2008, pero también la deuda privada, la de los hogares y las empresas.

Nadie parece ya creer realmente que el crecimiento español alcanzará en 2011 el 1,3% previsto por el Gobierno.

Incluso la ministra de Economía, Elena Salgado, lo ha admitido, al reconocer que si rehiciera “hoy las previsiones, serían muy diferentes de las que hicimos antes del verano”, pero a un mes de las elecciones legislativas, nada de revisar esta cifra a la baja.

“Todo apunta a que (el crecimiento) se va a quedar en el 0,7-0,8%, aproximadamente el 60% del objetivo”, dijo Daniel Pingarrón, analista de la compañía de corretaje IG Markets. Tanto el Fondo Monetario Internacional (FMI) como el Banco de España y Standard & Poor’s apuestan por un 0,8%.

¿Las razones? Un desempleo récord entre los países industrializados del 20,89%, que “está tirando muy a la baja el consumo”, subrayó David Fernández, analista de Tressis, mientras que el país ya no cuenta con los jugosos ingresos de la burbuja inmobiliaria, que estalló a finales de 2008.

Y crecimiento y déficit “son parte de la misma moneda”, recuerda Fernando Hernández, director de gestión del banco Inversis, por lo que “es muy probable que el objetivo de déficit no se vaya a poder cumplir”.

Eje central de la política económica de España, la reducción del déficit público es también un elemento muy vigilado por los mercados: tras una caída hasta el 11,1% del PIB en 2009, el gobierno ha sido un buen alumno en 2010, reconduciéndolo como había previsto hasta el 9,3%.

Ahora apunta a un 6% en 2011 y un 4,4% en 2012.

Sin embargo, para Standard & Poor’s, el déficit será del 6,2% este año y del 5% el próximo año.

“Las culpables son las comunidades autonómas”, dijo Daniel Pingarrón, para el que “los objetivos de déficit del Estado central se van a cumplir”.

Las 17 regiones españolas, que disponen de una gran autonomía, son una fuente recurrente de incertidumbre para los mercados, debido a su gran endeudamiento, que representaba a finales de junio 133.172 millones de euros, es decir, un 12,4% del PIB del país, un récord histórico.

En esa misma fecha, 12 de ellas no respetaban el objetivo de déficit fijado por el gobierno.

El futuro no parece mucho más halagüeño para España.

Algunos analistas hablan ya de una posible vuelta a la recesión (dos trimestres negativos consecutivos): Goldman Sachs, al igual que el instituto francés de estadística Insee, espera una caída del 0,2% del PIB en el cuarto trimestre, y una reducción idéntica en el primer trimestre de 2012.

El banco Natixis ha hecho una predicción similar anticipando una contracción del 0,2% del PIB en el cuarto trimestre, y del 0,1% a principios de 2012.

“Si la demanda interna no va, y la demanda exterior (turismo y exportaciones, ndlr) se frena porque el resto de los países también van a crecer menos, España tiene un futuro de cara a dos años vista complicado”, predijo Fernando Hernández.