A pesar de que muchos podrían pensar lo contrario, la Antártica no estaría libre de contaminación producto de la actividad humana, tanto científica como turística. Por lo menos así indica el reciente estudio realizado por los profesores de la Universidad de Murcia, Silvia Jerez, y Miguel Motas, quienes hallaron restos de metales pesados y elementos traza en las plumas de tres especies de pingüinos antárticos: adelia (Pygoscelis adeliae), barbijo (Pygoscelis antarcticus) y papúa (Pygoscelis papua), señaló ABC.es

Plumas de 207 pingüinos distribuidos por toda la península antártica, presentaron concentraciones de aluminio, cromo, manganeso, hierro, níquel, cobre, zinc, arsénico, selenio, cadmio y plomo, lo que indica que el territorio blanco no se encuentra exento de contaminación, sobre todo en aquellas zonas con mayor actividad humana. Los niveles de contaminación son similares a los de otras regiones del planeta, a priori más contaminadas, consigna el medio español.

La investigación, en la que han participado la Estación Experimental de Zonas Áridas y el Museo Nacional de Ciencias Naturales del CSIC, fue publicada en la revista Environmental Pollution, especializada en procesos ambientales y efectos de los contaminantes.

Además, la profesora Silvia Jerez ha sido reconocida con la mención honorífica de la Wildlife Society por sus estudios sobre los pingüinos antárticos.

La actividad humana a nivel local, pero también a través del transporte de contaminantes a nivel global, parecen ser los responsables, concluye ABC.es.