Dos de los mejores números 7 del rugby planetario, el neozelandés Richie McCaw y el australiano David Pocock, se enfrentarán el domingo en la semifinal del Mundial de rugby de Nueva Zelanda con el objetivo de demostrar que son los mejores en su especialidad.

McCaw, capitán de los All Blacks (30 años y seleccionado en 101 ocasiones), fue uno de los primeros en convertir la recuperación de balones en la zona de los rucks (también llamadas “formaciones abiertas”) en todo un arte, que ha dado muchas veces la ventaja a su equipo.

Heredero del juego del australiano George Smith, del francés Serge Betson o del galés Martyn Williams, McCaw fue elegido tres veces mejor jugador del mundo (2006, 2008, 2010) y ha inspirado a otros como el australiano David Pocock (23 años, seleccionado en 37 ocasiones) o el sudafricano Heinrich Brussow.

Para ser bueno en esta posición hay que tener un físico imponente con un centro de gravedad bastante bajo, como en el caso de McCaw (1,87 metros y 106 kilos) o de Pocock (1,81 m y pesa 106 kg).

Esta constitución física permite una mayor velocidad que el resto de jugadores en el suelo. Los números 7 también tienen que ser muy buenos a la hora de arrebatar balones al adversario y dominar así la zona de rucks.

El papel de McCaw y Pocock es fundamental para sus dos equipos. Ambos son muy resistentes y siempre están cerca del balón y su deber es dinamizar el ataque.

En defensa, su misión consiste en arrebatar balones de las manos del adversario o, como mínimo, ralentizar el juego para permitir a la defensa de su equipo reposicionarse.

Australia tiene la ventaja de que Pocock está en plena forma en este Mundial.

En cuartos, contra los campeones del mundo sudafricanos, que no contaban ese día con Heinrich Brüssow, el australiano mantuvo a su equipo a flote. Además de realizar 26 placajes fue también clave por su juego en el suelo y permitió a su equipo ganar (11-9) a pesar de que los sudafricanos también monopolizaron el balón.

Al contrario, Richie McCaw está viviendo una temporada complicada. Tras una operación por una lesión de fatiga, sigue teniendo dolores en el pie y en el Mundial de Nueva Zelanda sólo ha jugado un partido de cada dos y tampoco brilló el pasado domingo en la victoria (33-10) de los All Blacks contra Argentina.

El juego de ambos no está sin embargo exento de polémica. Desde hace años muchos acusan a McCaw de estar siempre “al límite” del fuera de juego, una manera diplomática de denunciar su comportamiento en el campo.

Los dos jugadores reivindican su derecho de estar en el límite del fuera de juego pero sin nunca cometerlo, según ellos, y dejan en manos del árbitro la decisión de sancionarlos o no.