El Fondo Monetario Internacional, FMI, abandonó su optimismo sobre Grecia al poner en duda su convicción de que podría recuperarse rápidamente, como lo creyeron también sus acreedores al comienzo del plan de ayuda internacional.

“La recesión será más profunda que lo anticipado en junio, y se espera una recuperación sólo a partir de 2013″, advirtieron el FMI, la Comisión y el Banco Central Europeo el martes en un comunicado.

Grecia, en recesión desde fines de 2008, no ve la luz al final del túnel. Y el FMI emite pronósticos cada vez más sombríos.

La fecha en la cual la economía helena debería recuperar el crecimiento no deja de ser pospuesta desde hace dos años. En 2009, antes de la crisis de la deuda, el FMI estimó que podría ser en 2011. En 2010 y hasta el verano boreal de 2011, el Fondo estableció que sería en 2012. Desde septiembre, la fecha se trasladó para 2013.

La “troika” formada por la UE, el Banco Central Europeo y el FMI, anunció este miércoles el desbloqueo de 8 mil millones de euros en noviembre próximo. Pero el FMI no habla más sobre desbloquear un nuevo préstamo para el país con mayores dificultades de la zona euro.

Al final de la cumbre de la zona el 21 de julio, la directora general de la institución, Christine Lagarde, dijo que esperaba que Grecia solicitara “próximamente” una nueva ayuda.

Dos meses más tarde cambió el tono. En Washington, durante la asamblea anual del FMI, Lagarde olvidó toda referencia a un nuevo préstamo e insistió en la necesidad de que Grecia cumpliera sus compromisos antes de obtener nuevos fondos europeos.

“Lo que hemos escuchado ultimamente, es el compromiso muy firme de los socios europeos de estar al lado de todo miembro de la zona. Y pienso que eso es un punto crucial”, dijo Lagarde, sin definir el papel del FMI.

El director para Europa del FMI, Antonio Borges, confirmó: “Si los griegos hacen lo que deben hacer, pienso que pueden contar con el apoyo total del resto de Europa”. Pero omitió mencionar al FMI.

Para Jacob Kierkegaard, economista del Peterson Institute en Washington, la historia demuestra que la institución había dado su acuerdo cuando prometió 30 mil millones de euros para Grecia en mayo de 2010, con un plan muy ambicioso: reformar el país rápidamente sin reestructurar su deuda.

“Las proyecciones eran por naturaleza optimistas. Intentaban convencer a los operadores del mercado que Grecia no era un país insolvente”, explicó el economista.

Pero el FMI constató con el paso del tiempo que Atenas no avanzaba tan rápido como se deseaba, particularmente en el terreno de las privatizaciones.

Según Kierkegaard, “los mercados tienen un grado de confianza más elevado en el FMI como árbitro neutro que en el Banco Central Europeo o la Comisión”, y el FMI a impuesto progresivamente sus puntos de vista.

El programa de ayuda a Atenas, mayoritariamente concebido en origen por los europeos, fracasó en sus objetivos: transformar a Grecia en más competitiva, restaurar la credibilidad de las finanzas públicas y calmar las tensiones financieras en la zona euro.

Sobre todo la manera en que la economía griega se hundió ha sido un cruel desengaño, destacó Eswar Prasad, ex economista del Fondo (1990-2006).

“En principio”, las previsiones del FMI parten de la hipótesis de que el gobierno va a seguir una cierta política económica, explicó Prasad a la AFP. Grecia demostró que “los resbalones en la aplicación de una política (…) pueden provocar una divergencia entre las previsiones de crecimiento y el crecimiento efectivo”, dijo.