Veintiséis países, en su mayoría de África subsahariana y Asia del Sur, siguen mostrando niveles de hambre “alarmantes”, incluso “muy alarmantes”, según un informe del Instituto Internacional de Investigación sobre la Alimentación (IFPRI) y de tres ONG publicado el martes.

El informe sobre el Indice del hambre en el mundo 2011, firmado también por la Agencia de Ayuda a la Cooperación Técnica y al Desarrollo (ACTED, ONG francesa), el Concern Worldwide (ONG irlandesa) y Welthungerhilfe (ONG alemana), muestra que “el número de personas que sufren hambre retrocedió desde 1990, pero no de manera significativa, porque sigue a un nivel elevado que corresponde a una situación +grave+”.

Basándose en datos recolectados entre 2004 y 2009, el IFPRI ha calculado este índice del hambre (Global Hunger Index o GHI) a partir de tres criterios: la tasa de subalimentación, la tasa de subalimentación infantil y la tasa de mortalidad infantil, antes de clasificar los países en 5 categorías: GIH “baja”, “moderada”, “grave”, “alarmante” y “muy alarmante”.

A nivel mundial, el GHI 2011 diminuyó en 26% con relación a 1990, pasando de 19,7 a 14,6 (“grave”), en particular gracias a la baja de la subalimentación infantil, indica el informe.

Entre los 26 países más afectados por el hambre (de un total de 122 países para los que se calculó el índice), los cuatro que presentan un índice “muy alarmante”, se sitúan todos en Africa subsahariana: Burundi, Chad, Eritrea y República democrática del Congo (RDC).

Asimismo, en seis países el hambre empeoró entre 1990 y 2011: RDC, Burundi, Corea del Norte, Comores, Swazilandia y la Costa de Marfil.

“El caso de la RDC vuelve a aparecer de manera particular”, indica el informe, que subraya que el conflicto y la inestabilidad política incrementaron el nivel del hambre.

Al contario, entre 1990 y 2011, 19 países salieron de las categorías “alarmantes” y “muy alarmantes”: entre ellos, Angola, Bangladesh, Etiopía, Mozambique, Nicaragua, Niger y Vietnam.

“La situación general del hambre en el mundo sigue grave. El alza reciente del nivel y de la volatilidad de los precios agrícolas constituye, como en 2008, una amenaza para la continuidad de la seguridad alimentaria mundial y expone a numerosos hogares y grupos vulnerables a un riesgo creciente de padecer hambre”, añade el informe.

Indica que entre las causas figura “la utilización creciente de los productos agrícolas para la fabricación de biocarburantes, los fenómenos meteorológicos extremos y el cambio climático, así como el aumento excesivo del volumen de las transacciones en los mercados a plazo agrícolas”.

En ausencia de datos suficientes, la clasificación no tiene en cuenta la situación en Afganistán, Irak, Papuasia-Nueva-Guinea y Somalia.

No refleja tampoco el impacto de la crisis alimentaria de 2010-2011, ni el hambre que afecta actualmente el Cuerno de Africa, añade el informe.